Ni tan siquiera un adiós de despedida. Sólo la hiriente indiferencia de lo que va a hacer y su mirada de desprecio llenan la antesala de su marcha, con una maleta llena de recuerdos y las llaves golpeándome la cara.
No supimos entender lo que tanto pregonábamos y de lo que estábamos convencidos. Nos auto engañamos mutuamente en nuestras propias convicciones hasta que pasó todo.
Nos encantó conocerle y saborear sus dulces palabras, nos deleitábamos con su presencia, con su manera de hacer y sin quererlo empezó a formar parte de nuestras vidas. Compañero inseparable y confesor de nuestras inquietudes, transformó una existencia monótona en una experiencia de la que teníamos que disfrutar hasta extasiarnos con complicidad y sin embargo no fue así. ¿Quién tuvo la culpa? ¿No habíamos hablado tanto del tema como para que ahora fuese la causa de nuestra ruptura? Quiero no entenderlo y aunque fui protagonista, quiero creer que fue ella la que no estuvo a la altura… y sin embargo la echaré tanto en falta… El ensamblaje perfecto, esa parte de mí que se mutila, que se desangra y se va herida de muerte, esa razón de seguir adelante ante toda adversidad, consuelo de mis penas y cómplice de mis alegrías.
Éramos jóvenes, llenos de ideales y osadas mentalidades de liberación. Revolucionarios en paz de una causa ancestral que nos corroía y de la que queríamos librarnos al precio que fuese. ¿Cuántas veces hablamos de ello y a cuantas resoluciones llegamos? El tiempo pasa factura, engaña, traiciona y lo que tanto ansiamos se nos ha caído encima como un piano de cola sostenido por un fino cordel de nylon. ¿Quién lo iba a decir? La aventura que nos haría llegar al mundo de nuestras fantasías se ha venido abajo desmoronando nuestros conceptos, destrozando nuestras vidas y transformándonos en seres solitarios, sin causa para seguir adelante.
Él se fue. No quiso inmiscuirse. No le importábamos. No quería sumarse a nuestra lucha. Fue un egoísta que se marchó sin decir nada y ahora arrastramos las consecuencias de lo que en verdad nunca nos creímos y nuestra aventura se ha convertido en tragedia.
Estuviste ausente y lo puse en práctica. Ahora me dice que no y se va. No lo entiendo y lloro. Nunca le dije un “no te quiero”.
¡Joder, qué bueno!
ResponderEliminar¿Tienes más como éste?
Lo siento pero me he quedado hecha un lío. ¿Cuánta gente son y qué es lo que realmente se cuece ahí?
ResponderEliminarMe parece un triángulo de dos hombres y una mujer y no estoy segura de que todo sea sexo sino que hay algo más.
O estoy espesa o algo se me escapa.
En mi visión de la jugada no importa quiénes ni cuántos. Lo que está en juego es la ausencia de compromiso del tipo que sea.
ResponderEliminarPuede que sea mi imaginación calenturienta.
Las dos habéis entendido bastante del entramado.
ResponderEliminarEste relato es bastante antiguo.
Es precioso!! Opino como "urraca". Lo de menos es cuántos son.
ResponderEliminarMe ha encantado como expresas el sufrimiento de abandono.
Shemba
Collons,Pep
ResponderEliminary ahora ¿Qué coño hago yo con este nudo que se me ha hecho en la garganta?
Joooo que bonito Pep.Ya lo había leído y sigue gustándome mucho.Gracias por subirlo.¿Te quedan más verdad?
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