Todas las caricias me recuerdan a Juan. Todos los besos, todos los olores… Cuando mamá nos descubrió jugando entre las sábanas empezó a gritar. Le insultó, le echó de la habitación. Jamás había visto a mamá tratar así a mi hermano. Él salió del cuarto dando un portazo.
Aquella puerta se cerró para siempre; no he vuelto a verle y tengo miedo a jugar.
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ResponderEliminarCuestión de tiempo que la niña crezca y ate cabos. Juan caerá del pedestal.
ResponderEliminarJo! Que relato más duro!!
ResponderEliminar¿Sólo lo echaron de casa?
ResponderEliminar¿No le cortaron los perendengues ni nada?
Ya lo hará ella cuando se le pase la tontería
Ostras,me recuerda unos conocidos que pasaron por esto con su hijo mayor y su hermana pequeña.Y si, es muy duro.Gracias Esther
ResponderEliminarUna relación entre hermanos rota por la mala interpretación de los padres, bonito relato, me gusta
ResponderEliminarDices mucho, mucho.
ResponderEliminarLa impresión que me ha dado es de dos niños jugando y descubriendo su sexualidad. Por el final sí que da a entender que el hermano no era tan niño, pero la hermana sí y ha quedado marcada. Yo les pondría 14 y 6, máximo 8.
La Ripley
Muy interesante. Un buen tema para poner a debate.
ResponderEliminarRelaciones sexuales primerizas entre hermanos.
No puedo opinar mucho de eso puesto que no tengo hermanos, aunque sí tengo mis propias conclusiones.
:O
ResponderEliminarAl fin y al cabo somos animales y otros cachorros también juegan a esto.
Aunque yo también creo que Juan ya tiene edad de pensar en sus actos y las consecuencias.
Aunque reconozco que el texto puede ser turbador, no podéis saborearlo sin entrar en juicios morales? Aunque a veces nos recuerde realidades feas, un trocito de ficción es un trocito de ficción.
ResponderEliminarJosep.