Salía todos los días de su cubículo a tomar un café con las mismas dudas y esperanzas : ¿Estará?
Y cada día lo encontraba y se saludaban con un simple movimiento de cabeza.No encontraba excusas para hablarle excepto la de comentar el tiempo,y por tanto,permanecía callada.
Luego,por la noche se le ocurrían mil frases para iniciar una conversación.Frases que olvidaba en su presencia.
"Algún día...",pensaba
Algún día
Su timidez era la carcel de su corazón, tanta ternura que habitaba dentro de ella y su maldita timidez la sumían en la desesperación.
ResponderEliminarOtra demasiado tímida.¡¡¡Habrase visto!!!
ResponderEliminarConozco una pareja que por no hablar estubieron más de 10 años con miraditas y ya está.Al final se casaron...pero les costoooooooooooooooooo
Vaaaale,ahora intento hacerlo al revés,a ver si me sale
ResponderEliminarMuy tierna! >Me gusta mucho
ResponderEliminarMadame, intenta lo que quieras, pero este relato te ha salido muy, muy bien. Describes esupendamente como se colapsa uno enfrente de la persona que gusta y esa ilusión diaria de encontrarse con ella.
ResponderEliminarTen points!
La Ripley
pegdón... Describes esTupendamente. :( ¡Mardito teclado!
ResponderEliminarEsa timidez es la causa de muchos amores perdidos.
ResponderEliminarAunque a veces también evita algún que otro bofetón.
Me quito el sombrero, Madame.
Oh!! Que bonito!!!
ResponderEliminarY luego toda la vida preguntándose lo mismo: ¿Y si me hubiera lanzado?... pero bueno, las cosas a veces no salen como uno quiere.
Shemba
Jamía, la gente tan indecisa me pone de los nervios. Para los tímidos hay recursos infalibles, lo que sea menos pasarse la vida soñando.
ResponderEliminarUy! esto me recuerda a varias situaciones, jeje. Yo es que también soy así de tontilla.
ResponderEliminarDarth