Cada vez le costaba más aceptar que aquel piso era normal.
Muy dentro de si,en ese espacio interior del que todos renegamos cuando brilla el sol,sabía que allí pasaba algo.
No es que hubiese bajadas importantes de temperatura.Tampoco se notaban bruscamente malos olores,ni se oían ruídos extraños.Ningún juego de luces que hiciera que su corazón se parase.
Pero todas las personas que se habían acercado para verlo,y quizás ,irse a vivir allí,habían desaparecido.
Hasta el momento,las 17 personas que habían traspasado aquel umbral,se habían evaporado.
Todas,excepto él,que sólo lo enseñaba.
Coño!! Cualquiera se muda ahora.
ResponderEliminarYa sé, ya tengo la explicación. El de la inmobiliaria, después de enseñarlo, pedía una cantidad de dinero a cuenta, se lo quedaba, los mataba y los enterraba en el sótano. ¿Aqué sí?¿A qué sí?
Brrrrr!!!!!
Joooo,¿cómo lo has sabido?
ResponderEliminarEs que el tema de las inmobiliarias da mucho de si,¿eh?
Uixxxxxxxxxxx que bueno Madamechak!!!!!!
ResponderEliminarQuin canguelo... menos mal que no tengo que mirar pisos que si no...
Muy chulo!!! Aunque el cabroncete que enseña el umbral... ya le vale ¿no?
ResponderEliminarO es que al decirles el precio les dió por correr y no dejar de hacerlo...
ResponderEliminarEsa gente tan cínica madame tendrán su castigo. Muy bueno. Y muy cabroncete el de la inmobiliaria dale que te pego aunque supongo que primero pediría un depósito o algo para sacar una pasta por las molestias.
ResponderEliminar¿O había vendido su alma al diablo y le traía víctimas propiciatorias? Ainss!!! ¡Qué misterio más gordo!
Pues yo soy ésa. La enredadera me llamaron.
El de la inmobiliaria tiene algo misterioro, ese sabe lo que se cuece ¡seguro que sí!
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