LA CUEVA

Isabel nunca había padecido histerismo en ningún momento de su vida ,pero  se tornó histérica sin poder evitarlo.

Aquella mañana había recorrido todos los túneles de la cueva en silencio pero acabó por vociferar sin control ,gritando hasta el punto de dolerle la garganta y enronquecer .Siguió caminando esta vez ya sin linterna .Las pilas habían dejado de funcionar y solamente quedaba la luz tenue de unas cerillas que encontró en la mochila de Pep cuando éste la dejó para ir a encontrar otro camino .Se había quedado sola .No sabía si él volvería a aparecer o ya no .¿Le infundiría energía la locura que la estaba invadiendo? Su demencia llegó al punto que excluyó el cansancio y la protegió del dolor cuando cayéndose se desgarró el muslo.

Llegó a un espacio .Palpando las paredes notó que estaban mojadas y el hedor era algo sin igual .De repente una araña gigante permaneció erguida e inmóvil ,provocativa y arrogante ,esperando ver la reacción de Isabel .Oprimió el gatillo de su pistola una y otra vez y sintió sus manos desnudas .No había balas .Cerró los ojos desesperada.

Al abrirlos de nuevo, la cueva se había convertido en una habitación blanca acolchada y ella llevaba una camisa blanca apretada .Se sintió estable, pero sabía que era solamente una estabilidad frágil.