Era el lugar donde casi nunca entraban, pero había llegado el invierno y las reservas de madera estaban allí abajo, sino la chimenea no se encendería y pasarían frio. Estaban en medio de ninguna parte, el pueblo más cercano, distaba a más de 150 km. ya estaban cortadas las carreteras y la linea telefónica había dejado de funcionar, todo por aquella terrible tormenta de nieve que había caído hacía unos días.
Jordi se dispuso a bajar al sótano, abrió la puerta y bajó por las angostas escaleras, notó que debajo de sus pies había algo viscoso, -llegó donde estaba el interruptor de la luz, y lo presionó, no había luz, pensó que sería cosa de la nieve, luego miraría el transformador- cogió la linterna que había colgada justo al lado del interruptor, estaba allí para evitar situaciones como está.
Cuando encendió la linterna, enfocó hacia sus pies, la arcada fue inmediata, vió vísceras, había pisado las tripas, primero no se atrevió a discernir de que eran, pero cuando enfocó hacía el final de las escaleras, vió la cabeza de su hijo y un brazo de su mujer, era el derecho ya que llevaba el anillo de casada. Los cuerpos estaban descuartizados y destripados.
Se cerró la puerta justamente detrás suyo, se oyó un grito: ¡aaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!
Una voz preguntó: ¿quieres bajar al sótano?
Jordi se dispuso a bajar al sótano, abrió la puerta y bajó por las angostas escaleras, notó que debajo de sus pies había algo viscoso, -llegó donde estaba el interruptor de la luz, y lo presionó, no había luz, pensó que sería cosa de la nieve, luego miraría el transformador- cogió la linterna que había colgada justo al lado del interruptor, estaba allí para evitar situaciones como está.
Cuando encendió la linterna, enfocó hacia sus pies, la arcada fue inmediata, vió vísceras, había pisado las tripas, primero no se atrevió a discernir de que eran, pero cuando enfocó hacía el final de las escaleras, vió la cabeza de su hijo y un brazo de su mujer, era el derecho ya que llevaba el anillo de casada. Los cuerpos estaban descuartizados y destripados.
Se cerró la puerta justamente detrás suyo, se oyó un grito: ¡aaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!
Una voz preguntó: ¿quieres bajar al sótano?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPuaagg! que asquerosamente y repugnante resulta la escena, encima le invitan a bajar al sotano...si me ocurre a mi no se que haría, supongo que bajaría, se trata de mis seres queridos.
ResponderEliminarJoer, eso parece la matanza de Texas. Menuda escabechina.
ResponderEliminarRealmente terrorífico.
¡¡¡Aaaaahhhhhhh!!!
ResponderEliminarYo no bajo al sótano ni de broma.
Es más,me parece que le pondría hasta candado.
Brrrrr,que acojone
Vala va...vamos al sótano jejejejejeje
ResponderEliminarMuy bueno Galaxia!
Grrrrrr. ¡Qué barbaridad! La pregunta es retórica, ¿no? Ya nos podemos imaginar el desenlace.
ResponderEliminarSi, si, pero sólo Soc Jo, quiere bajar al sótano. ¿Algún otro/a valiente?. Isabel bajas??? jajajajajajaja!!! (el sonido del jjajajajajaj es terrorifico).
ResponderEliminarVenga chicas...vamos al sótano que me han dicho que hay un cofre escondido desde hace varias décadas.....miedo....! quien dijo miedo!.......
ResponderEliminarA mi eso de vivir en una casa a 150 km de ninguna parte ya me da no se qué... Uff!!! Y bajar al sotano... primero muerta y descuartizada!!
ResponderEliminarShemba
¿QAuién se atreve a desafiarme? Por descontado... que NO voy a bajar al sótano. He visto demasiadas películas de miedo y sé cómo acaba todo. Naaaaaaa!
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