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La presidenta del rellano.
(1)intelligentsia o, en caracteres castellanos, inteliguentsia (del Latín intelligentia) es una clase social compuesta por personas involucradas en complejas actividades mentales y creativas orientadas al desarrollo y la diseminación de la cultura, incluyendo intelectuales y grupos sociales cercanos a ellos. El término ha sido tomado del ruso интеллигенция (transliterado como intellig(u)éntsiya), o bien del polaco. Los dos, a su vez, derivaron de la palabra francesa intelligence. Al comienzo, el término se aplicó en el contexto de Polonia, Rusia y más tarde, la Unión Soviética, y tuvo un significado más estrecho basado en la autodefinición de una cierta categoría de intelectuales.
martes, 30 de noviembre de 2010
El Diablo del Belén
EL CAGANER
El CAGANER (O como se tergiversan los hechos a lo largo de los siglos)
Jase 2010 año etaba yo una noshe, bujcando una cabra que se mabía escapao der corrá, cuando er cometa Jalley pasó mu de serca, iluminándolo to. Dio la casualidad de que donde eztaba yo, había una cuadra y enseguía vi que pasaba argo raro.
Según parece, un carpintero venío a meno, se marchó de su pueblo jarto de la habladuría de la gente que le señalaban con er deo, llamándole cornuo ya que se comentaba que un maromo s’había ajenciao a su mujé y l’había dejao preñá. Con er tiempo a ese desgraciao le cambiaron er nombre y en vez de maromo empezaron a llamarle palomo y claro, ahora resulta que la tía esa se quedó embarazá de un pájaro, no te jode…
Güeno, a lo que íbamo. Cuando er José y zu parienta yegaron a Beléng, a esta le empesaron a llegá lo dolore der parto. Se fueron a la Seguriá Sociá y como er José no tenía tarjeta zanitaria, le dijeron que se fueran a tomar por culo, que se espabilaran por su cuenta y que ellos no podían hacer ná. Que cabrone… En de luego y como la cosa se ponía fea, se metieron en la cuadra esa y la tal María, (que así se llamaba la embarazá) se puso a parir en medio de la paja der buey que se la miraba cabreao y con cara de ajco, dejándolo to perdío.
En aquer momento pasaban por allí uno turista vestíos con ropa mu rara y que se creían lo reye der mambo; otro ejemplo de cómo cambian la cosa la gente. De reye der mambo han pasao a ser reye mago. Manda güevo… Eso pringao cuando vieron er desastre, sasercaron pa ver er careto der recién nacío, que por cierto era rubiale y no se paresía en ná ar José. A uno de eso turista le dio lástima aquella gente, cuando la tal María le dijo que no le había subío la leshe y no podía dar de mamar ar bebé. Entonce le dio un poco de dineroyo pa que er José fuera ar supermercao y le comprara un poco, visto que er buey era macho y de leche ná y si hubiese tenío de la otra, tampoco era la ma adecuá pal crío. Merchó se llamaba aqer guen hombre. Como siempre sa exagerao la cosa y ahora resurta que era oro lo que les dio. Anda ya…!!
También había un moreno llamao Bartasá que observó la chapuza que había hecho er José con er cordón umbilicá y como aun no había nacío er Fleming y no existía la pinisilina, le entregó un poco de mirra pa que no se linfectara er ombligo ar pequeñajo. Como to er mundo sabe, la mirra e un buen antisético que aun hoy en día se emplea en cierta marca de drentrifricros.
Mientra estaba yo mirando tol espectáculo, me vino uno retortijone horrible de resultas de la fabá que m’había comío anteriormente. To fue mu rápido. Justo llegué a uno matorrale que la cagalera ya estaba saliendo acompañá de una tremenda pedorreta que llamó la atencióng de to er mundo y un pestazo que tumbaba desparda. A la tal María se le partió la caja de risa y al otro turista que quedaba, un tal Gaspá, se le ocurrió darle un poco de incienso pa que no se notara tanto er mal oló.
A to eso, empesaron a llegá ma pastore y un montón de cotilla que fueron lo causante de tó er fandango. ¡Ozú, la virgen! Decían arguno ar ve er panorama y claro, al renacuajo ese le empezaron a llamá Jesú y a la pelandrusca esa, “virgen”, cuando de virgen no tenía ni er borso.
Ar cabo de 33 año, er crío ese las pasó ma puta que Caín, ya que fue clavao en una cru por anarquista, subversivo y alborotadó.
Totá, que uno ya empiesa a estar cansao de poner el culo al aire y que se rían cada disiembre. Como si no cagara naide má.. Lo único positivo e que zoi má famoso quer copón, y tó por una simple e inoportuna cagalera de jace un montón de siglo.
TERROR
lunes, 29 de noviembre de 2010
El Espantapájaros
Rebeca no asistía al colegio, tampoco salía de la casa, su padre se encargaba de todo. La enseñaba a leer y escribir, a preparar de una u otra forma la comida que le daban en el mercado cuando íba a descargar los camiones de alimentos para su venta.
Tenía una hermana de tan solo dos años, la cuidaba y alimentaba como mejor sabía. En su casa tenían lo justo y que les habían dado por caridad algunas buenas gentes de por allí.
En la ventana que daba al callejón había colocado un pequeño espantapájaros que su papá le trajo en una ocasión, regalo del hijo de la frutera para que espantara a los hombres malos del barrio. Un día su padre no regresó del trabajo, ella sabía contar las horas , minutos y los días que pasaban sin que su padre regresara.
Un pequeño televisor servía para que ella supiese todo lo que podía haber detrás de las viejas y rotas paredes de ladrillo que la separaban de ese otro mundo.
Ella no sabía de fechas, pero al día siguiente era Navidad, si.... su papá le había contado que en una ocasión cuando mamá aún la podía peinar , mamá había pedido un regalo para ese día. Al llegar ese día su mamá le mostró a Miriam, la hermanita que tanto deseaba y anhelaba, pero no le duró mucho su regalo porque un hombre al que papá había llamado para ver a mamá le dijo que había enfermado el mismo día que recibió a Miriam. Tres meses después Rebeca aprendió a peinarse sola.
Ausente y vacilante se acercó a la ventana, estaba oscuro , se escuchaba música y cantos, allí estaba Nico, inmóvil con su traje de saco , manos , pies, y pelo de paja cubierto con un pequeño sombrero triangular azul, sonriéndola con su enorme boca en forma de zigzag color fresa sobre la que descansaba una pequeña nariz triangular y roja de frío. Ella lo miró, miró y volvió a mirar , se acercó a su lado y le susurró un deseo de Navidad al oído. Pasó el tiempo , Rebeca cogió a Nico entre sus brazos , los dos se abrazaron a Miriam que dormía placidamente , y se elevaron al mundo de los sueños .
Pasó la noche tranquila, sin sobresaltos para ella , se sintió segura con Nico.
A media mañana, una vecina del barrio se acercó a casa de Rebeca, sabía que estaban solas las dos niñas y les llevó un poco de sopa y unos dulces típicos que la señora, ya anciana había recogido de la panadería más cercana , de esos que ya nadie quiere pero que a ellos les sabía a gloria.
Eran las cuatro de la tarde cuando la puerta de la casa se abrió inesperadamente apareciendo su padre que íba acompañado de otro hombre, lo ayudaba a caminar.
Mientras descargaba uno de los camiones, una caja a punto de romperse íba a caer encima de uno de los dueños del mercado, papá se interpuso evitando una tragedia mayor, a él solo le costó unos pocos de rasguños y dos días sin sentido.
En agradecimiento, a papá le habían dado trabajo y vivienda en una casa fuera de la zona como cuidador de la finca del dueño, el padre del niño que un año atrás le había regalado a Nico.
La Navidad no es un mueble, ni un muñeco, ni un coche..........la Navidad es algo más.....
sábado, 27 de noviembre de 2010
El sótano
Jordi se dispuso a bajar al sótano, abrió la puerta y bajó por las angostas escaleras, notó que debajo de sus pies había algo viscoso, -llegó donde estaba el interruptor de la luz, y lo presionó, no había luz, pensó que sería cosa de la nieve, luego miraría el transformador- cogió la linterna que había colgada justo al lado del interruptor, estaba allí para evitar situaciones como está.
Cuando encendió la linterna, enfocó hacia sus pies, la arcada fue inmediata, vió vísceras, había pisado las tripas, primero no se atrevió a discernir de que eran, pero cuando enfocó hacía el final de las escaleras, vió la cabeza de su hijo y un brazo de su mujer, era el derecho ya que llevaba el anillo de casada. Los cuerpos estaban descuartizados y destripados.
Se cerró la puerta justamente detrás suyo, se oyó un grito: ¡aaaaaaaahhhhhhhhhhhhh!
Una voz preguntó: ¿quieres bajar al sótano?
sábado, 20 de noviembre de 2010
La Olla Express
Hacia un ruido molesto y despedía un olor a verdura, que no era especialmente agradable. De pronto dejó de sonar. Durante unos minutos, el vapor se fue acumulando en su interior...
Marta estaba tranquilamente viendo un programa de cotilleo en la televisión, de pronto se acordó que había puesto el pollo al horno, y que si no iba a la cocina se iba a quemar. Se levantó del sofá, y se dirigió a la cocina. Encendió la luz.
Su onda expansiva fue como una bomba. Todo estaba cubierto por los restos de comida. La tapadera de la olla había saltado por los aires, haciendo gran estruendo al caer al suelo.
Marta yacía en el suelo, con la cara abierta, sangrando abundantemente, la tapadera le había rozado el rostro al caer, y con quemaduras de gravedad. Estuvo inconsciente durante varias horas.
Cuando volvió en sí, sintió muchísimo dolor en todo el cuerpo. Se dirigió arrastrándose hacía la puerta de la cocina. Allí había dejado la cesta de la compra, y allí estaba también su móvil, lo cogió y llamó a emergencias. Su voz era entrecortada, logró hablar con emergencias, se le cayó el móvil de las manos, cayó inconsciente de nuevo.
Mientras su niña lloraba en la cuna, asustada por el estruendo, y por la tardanza de su madre en regresar al comedor.
Por fin, llegó la ambulancia. Marta se recuperó de sus heridas. Y su hija fue atendida por su hermano hasta que salió del hospital.
Nunca más tuvo una olla express.
jueves, 18 de noviembre de 2010
LA PESCA
LA PESCA
El ocaso sorprendió a padre e hijo sentados en el pequeño embarcadero con sendas cañas de pescar. Había paz en el ambiente y complicidad entre ambos.
- Papá, ¿puedo hacerte una pregunta?
- Naturalmente hijo, ¿de qué se trata?
- Ya sé que estos gusanos son un magnífico cebo para pescar, pero… ¿no crees que ya iría siendo hora de enterrar a mamá?
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Hierro fOrjado
lunes, 15 de noviembre de 2010
LA CUEVA
Despertar
No podía moverse.Su despertar había sido brusco y agónico.
¿Qué pasaba?
Estaba atada a una camilla,y apenas podía girar la cabeza.Notaba los esfuerzos de su cuerpo por liberarse,que sólo se traducían en un miedo aún mayor.
Apareció de repente:una figura con una bata blanca que la miraba con absoluta falta de interés.
- ¿Dónde estoy?¿Que me pasa?
La figura no contestó.Se limitaba a estar allí quieta.
Empezó a llorar sin poder evitarlo.
- ¡Por favor!
La figura le desató el arnés que sujetaba su cabeza y señaló en dirección a los pies de la camilla.Ella miró,sin comprender en un primer momento lo que veía.Luego,cuando por fin entendió,le miró.
El hombre por fin manifestaba una emoción en su rostro.Y era algo que lo hacía,increíblemente,más inhumano.No era lujuria,aunque manifestaba una considerable erección.
Era placer en estado puro.Placer primitivo,duro,descarnado.
Y ella empezó a gritar.
El hombre sostenía en su mano derecha un pie delicadamente femenino y primorosamente cortado.
Y en la mano izquierda un hacha
domingo, 14 de noviembre de 2010
CASA EN VENTA
La agente inmobiliaria encargada de enseñarle la casa, le dijo que la mirara con toda tranquilidad mientras ella esperaba fuera.
No le importó quedarse sin alguien que le insistiera en las grandes ventajas de adquirir aquella vieja mansión. Así no se sentiría coaccionado.
Tras admirar aquel antiguo recibidor de estilo colonial, decidió empezar la visita por el salón contiguo.
De pronto un chasquido le sorprendió en el momento en que daba una nueva pisada. Con asco se dio cuenta de que había aplastado una cucaracha.
Inmediatamente después, se percató de que éstas salían en gran número por todos los rincones. Dio un paso hacia atrás y sonaron nuevos y asquerosos chasquidos. El suelo estaba infestado de aquellos repugnantes insectos y en un inconsciente acto de querer salir de allí lo más rápido posible, resbaló a causa de los numerosos bichos destripados por él mismo, hasta caer al suelo.
Enseguida se vio cubierto por un auténtico enjambre y en el preciso momento en que abrió la boca para gritar de terror, cientos de ellas se le introdujeron, así como por sus fosas nasales y agujeros auditivos.
En la calle la agente inmobiliaria estaba esperando para enseñar la mansión al siguiente cliente.
sábado, 13 de noviembre de 2010
Nadia
Todos sabían lo que pasaba, pero nadie movía un dedo.
Nadia estaba en el hospital, después de la última paliza que le había dado, el ya su ex marido Alberto. Tenía cuatro costillas rotas, iba a perder un ojo y tenía todo el cuerpo lleno de golpes.
Su historia no variaba mucho de las muchas que acontecen en el mundo. Se había casado cuatro años antes profundamente enamorada. Los primeros años, la vida les sonrió.
Pero las cosas no habían ido bien, Alberto había perdido su empleo, robó, metió la mano en la caja. Y lo echaron, sin paro ni indemnización, ya que fue un despido procedente. Estaba a la espera de juicio.
Nadia había quedado embarazada, pronto tendría que dejar su empleo como dependienta que tenía desde hacía unos pocos meses. Cogería la baja maternal.
¿Pero cómo iban a llegar a final de mes? Poco iban a poder hacer con su sueldo de ochocientos euros. A todo no llegaban, hipoteca, gastos, comida, ropa y todo lo que tenían que comprar para el bebé.
La situación empezó a ser desesperada, Alberto se dio a la bebida, entonces empezaron los insultos y los malos tratos físicos.
Nadia aguantó como pudo la situación, callaba para no alarmar a su familia, ni su hermano ni sus padres sabían nada.
Cualquier cosa servía como detonante para que Alberto le diera una paliza. Era un sin vivir.
Ella acudió a los servicios sociales, éstos le dieron ayuda. Alberto se enteró, y fue cuando le dio la paliza de su vida.
Ahora ella, estaba postrada en la cama, a punto de perder al bebé, con una paliza tremebunda en el cuerpo y mucho, mucho miedo. En la puerta de su habitación había dos policías para vigilar que Alberto no pudiera venir a hacerle daño.
Se quedó dormida pensando que cuando despertara todo habría sido una pesadilla.
Despertó y allí estaba su madre, su padre y su hermano. Ella no entendía nada, como podían estar allí, si ella no les había dicho nada. Miró hacía otro lado, para intentar ocultar sus lágrimas.
Su madre se acercó, la besó en la frente y susurró: - ¿Por qué no lo has contado?
Ella no contestó.
Pasaron los días y Nadia se fue recuperando. El peor mazazo de su vida estaba a punto de llegar, Alberto se había suicidado, se había tirado desde la ventana del quinto piso donde vivían. En el fondo lo quería, sabía que no era justificable lo que hacía, pero a pesar de todo lo amaba.
Ahora con el paso de los años, con su hijo a su lado, y con su familia apoyándola todo aquello le parecía una pesadilla lejana.
Era feliz.
viernes, 12 de noviembre de 2010
Vacaciones
- ¿Estás loco? ¿quieres que nos pase algo?
- ¡Anda ya! hace tanto tiempo de eso que ya no hay radiación.
Inma accedió a regañadientes.
Un muro rodeaba la central, pero había un agujero por donde pudieron pasar. El estado del edificio ya daba miedo, pero David insistió en entrar. Recorrieron varias salas y llegaron al final del pasillo.
- Vámonos, ya es suficiente.
- Espera, esto no es el final, han tapiado esta parte para que no pase nadie.
Dio un par de patadas a la pared, que cedió fácilmente. El pasillo continuaba pero apenas había iluminación. David siguió pese a las súplicas de ella. A los pocos pasos Inma le perdió de vista, gritó su nombre, pero no obtuvo respuesta.
Miraba impaciente hacia el oscuro pasillo, algo se movía, por fin volvía David. Se giró para secarse las lágrimas de alivio y al volverse, 2 seres deformes le agarraron por los pies y la arrastraron hacia la oscuridad.
jueves, 11 de noviembre de 2010
MIEDO
Tengo que estar muy quieto.Aquí no me encontrará,estoy seguro.
¿Que hace?
¿Dónde está?...
Me está buscando.
Ahora está en la habitación,pero no me va a encontrar.Aquí no se le ocurrirá buscar.
¿Lo ves?,ahora ha salido.
No hagas caso de sus gritos,no salgas de aquí...
¿Dónde está ahora?...
Ha ido a su dormitorio.
No estoy debajo de la cama,como otras veces,esta vez no conseguirá encontrarme...
No voy a llorar.Si lloro,sabrá donde estoy y volverá a pegarme con el cinturón.
No le oigo...
¿Se habrá cansado de buscarme?
Esperaré otro poco más antes de salir.Seguro que más tarde ya no se acuerda de mi y no me
hará daño.
¿Salgo?...
Si,es lo mejor,tengo ganas de hacer pis...y él seguro que ya está dormido.
Iré despacito,no me olvidaré de quitarme los zapatos para no hacer ruído... y si le veo me volveré a esconder aquí.
¿Ves?,ya he hecho pis y no me ha oído.Está estirado en el sofá,roncando como cada vez que bebe.
Ahora voy a beber agua.
¿Que es esto?.Ayer no estaba aquí.¿Para qué quiere papá una sierra eléctrica en la cocina?
-PAPÁÁÁÁÁ,POR FAVOOOOR...NOOOOOOOO....PAPÁÁÁÁÁÁÁ
miércoles, 10 de noviembre de 2010
LA CANGURO
Buenas noches.
Hola, soy la canguro que han llamado.
Ah! Vale, pase, pase.
Mi nombre es María José.
Encantada María José. Mire, nosotros estaremos fuera unas horas. Sólo tiene que hacer compañía a nuestra hijita durante este espacio de tiempo. Le aseguro que no le ocasionará ningún problema.
No se preocupe, me encantan los niños.
Venga, voy a enseñársela.
Por supuesto.
Mire, aquí está en su cunita.
El espeluznante grito que salió de su garganta se oyó por toda la manzana. Luego volvió a reinar el más absoluto silencio.
(Especialmente dedicado a nuestra Shemby con mucho cariño)
INTERESES
Aquella mañana hacía demasiado calor. Mis manos sudaban y mi corazón palpitada a un ritmo sobrecogedor.
Abrí la puerta y me recibieron con una sonrisa. En seguida me direccionaron a su despacho.
Sabía que no me lo iban a conceder. Con un contrato basura y un sueldo de risa las opciones para optar a un crédito eran reducidas.
El director me miró:
-Venga conmigo.
Me llevo a un tipo de sala que no llegué a reconocer antes de que un fuerte golpe en mi cabeza me dejara inconsciente.
Desperté. Estaba tumbado y atado a una camilla. El director de la sucursal estaba frente a mí. Tenía puesta una mascarilla. ¿Qué llevaba en sus manos? ¡Era mi riñón!
- Mañana tendrá el crédito solicitado en su cuenta.
martes, 9 de noviembre de 2010
Demonios
Pasea sin rumbo, ensimismado, cuando ve que está en un callejón sin salida, oscuro y sucio.
Oye un susurro. Quiere irse pero vuelve a escuchar el susurro: "John, ayúdame".
Se adentra, ¡es una niña!, tiene el rostro borroso, no puede verla bien.
Se acerca más, sigue sin verla. Se restriega los ojos pero la cara sigue siendo un borrón indefinido.
- ¿Te has perdido?.
- John, tienes que ayudarme.
Se acerca a él, tiene unas manos enormes, unas uñas punzantes que se hincan en su pecho. John mira a la niña que sostiene su corazón en alto y cae desplomado.
LAS GÓNDOLAS DE GRASSVILLE
lunes, 8 de noviembre de 2010
Su turno
Camina buscando un interruptor, una ventana, quizás una puerta, apoyándose en la pared para no perderse, es interminable.
Palpa algo, retira la mano asustado.
Se queda escuchando, silencio.
Vuelve a buscar ese objeto, lo explora, es una camisa.
Sigue hacia arriba y encuentra una cara, fría, pelo enmarañado.
Entre gritos cae al suelo, se arrastra hacia atrás intentando alejarse del cuerpo, en el camino encuentra más cuerpos, manos, un torso, una cabeza rueda a su lado.
Se hace la luz, está rodeado de cuerpos descuartizados y una voz susurra desde algún rincón “su turno”.
domingo, 7 de noviembre de 2010
El flechazo
Ella trabajaba en un supermercado, él era un asiduo cliente del local. Nunca habían cruzado ni una palabra. Sólo las propias que una cajera, intercambia con un cliente: Buenos días, tome su cambio, gracias por su visita. Hasta entonces no lo había mirado bien, pero hoy, no sé sabe por qué, se fijó en él. Él era alto, de pelo moreno, ojos sorprendentemente azules, estaba bien formado, no le sobraba ni le faltaba nada. Durante unos segundos, se quedó embobada mirándolo mientras pasaba por la máquina de la caja los productos que él había comprado.
Él la miró, y le dijo: -Perdona, ¿te pasa algo?
Ella contestó: ¡mmmmmhhh! No. –seguía mirándolo con cara de estar con el pensamiento en otra parte -.
Pues cóbrame, si eso - requirió él.
En un alarde de valentía, la chica expresó lo que sentía: - Te llevo viendo mucho tiempo y me gustas, es que me enamorado de ti.
Él balbuceó: ¡Ehhh! ¡Bufff! Yo... es que... también me gustas.
Recogió a la velocidad del rayo lo que había comprado. Salió del establecimiento eufórico. Con las veces que él había soñado con aquella cajera de supermercado. ¡Era tan guapa! Pelo largo moreno, suelto, tez aceitunada, ojos marrones y no demasiado alta. La mujer perfecta para él.
No le había dicho nada, pero iba a ir a esperarla cuando acabará de trabajar a la puerta del supermercado. Fue a una floristería y compró un bonito ramo de rosas rojas.
Ella continuaba en su trabajo, se intuía una sonrisa en sus labios, y un brillo especial en sus ojos.
Llegó la hora de plegar.
Salió a la calle y allí estaba él con su ramo de rosas. Él se acercó y le dio un beso en los labios. Ella se sintió en el cielo, él casi levitaba de placer.
Ella lo cogió de la mano y se encaminaron hacía algún lugar donde poder dar rienda suelta a sus pasiones.
Hicieron el amor, se sintieron la piel, la carne trémula, con el desatino que da la locura, llegaron al clímax...
viernes, 5 de noviembre de 2010
Javier
María salió de casa, iba a encontrarse con su novio Eduardo. Se había puesto guapa: llevaba una falda negra y una blusa blanca, llevaba un bonito colgante al cuello regalo del hermano de Eduardo, zapato negro de tacón y un bolso enorme del mismo color que los zapatos. Era algo clásica a la hora de vestir. Su pelo, el cual siempre llevaba recogido, hoy, caía sobre sus hombros, era rubio, un rubio oro, precioso. En su cara algo de maquillaje, no mucho para que no resaltará más que sus preciosos ojos azules. Ese azul cielo que tenía encandilado a Eduardo.
Llegó al bar donde habían quedado, vio que él no estaba. Pidió un café y se sentó a esperarlo. Estuvo algo más de diez minutos esperando. Eduardo apareció, era un hombre alto, extremadamente delgado, estaba algo calvo, y no era demasiado atractivo. Iba algo desaliñado, con unos tejanos y una camiseta muy vieja. En sus ojos marrones, se percibía cierto nerviosismo. Le dio un cariñoso beso en los labios.
Y sin darle tiempo a preguntar, explicó: he tenido un problema al aparcar el coche. A María su excusa le pareció banal, ya que Eduardo vivía a dos escasas calles del bar, en el cual se habían citado, no tenía necesidad de utilizar el vehículo.
Ella espetó: - Amor mío, podías haber venido andando, pareces nervioso, ¿te ha pasado algo más?
No, no, para nada –dijo él.
Tomaron café y se fueron en dirección al coche, no hablaban entre sí, no se dijeron nada. Habían pensado ir de compras a un nuevo centro comercial que habían abierto en la zona.
Eduardo abrió la puerta del vehículo y se introdujo en él mismo. María hizo lo propio.
El vehículo no se puso en marcha. Hacia un ruido extraño. María permanecía tranquila en su asiento. Él en cambio, empezó a sudar y cada vez parecía más alterado. Se bajó del coche y abrió el capó introdujo sus manos en él. De repente, se oyó un grito ensordecedor. María tenía la mirada fija en ninguna parte, en su blusa blanca había aparecido una gran mancha de sangre, se llevó las manos al pecho, no podía parar de gritar.
Él ni se inmutó, continuó hurgando dentro del motor de vehículo, durante unos minutos más, su semblante se había tranquilizado, es más, en su boca se dibujaba una sonrisa.
Ella permanecía sentada, con el rostro desencajado. Eduardo cerró el capó y se dirigió con calma hacía la puerta del vehículo, en donde estaba María. Y preguntó: ¿Ahora ya sabes por qué estoy tan nervioso?
María asintió con la cabeza.
Él se introdujo en el coche, y lo puso en marcha. Funcionó. No había acabado de arrancar, cuando por el retrovisor vio una imagen. Se giró y la imagen desapareció. Ella se giró y descubrió que la imagen que él veía, era la de sus propias muertes. Sabían que morirían de forma violenta, pero no sabían cuándo. Ella no hacía más que tocarse la herida del pecho, no era grande, pero si algo profunda. En su ataque de pánico, se había clavado el colgante que llevaba en el cuello. Eduardo giró el volante, estaba esperando el final, y en esos momentos estaba tranquilo.
Nada más arrancar, el coche explotó. Jamás descubrieron que pasó. Nadie encontró sus carbonizados cuerpos. Sólo encontraron una foto casi quemada donde se puede ver claramente el incendio de un coche, con dos personas dentro.
María y Eduardo, nunca tuvieron un entierro. Esa foto fue entregada a la familia, el hermano menor de Eduardo, Javier. Sonrió. Había conseguido su objetivo.
Javier, era un gran artista, pero estaba en paro, Eduardo, nunca lo ayudaba en nada. Javier le dio un escarmiento. María también había sido novia suya; lo había usado como a un trapo viejo. Le tenía un profundo desprecio.
Su venganza había salido perfecta... ¿sería el principio de una vorágine de muertes?