EL DÍA DE LOS DESEOS INCUMPLIDOS
Recuerdo cuando era niño que, en ciertas fechas señaladas, mis padres me instaban a plasmar en un trozo de papel todo cuanto me gustaría tener. Se suponía que unos ficticios personajes hacían realidad tus sueños si durante el transcurso del año te habías portado bien. Cabe decir que a pesar de mis esfuerzos, no era precisamente un saco de virtudes, pues mi temperamento inquieto me llevaba muy a menudo a cometer ciertas fechorías infantiles y que mi conducta no era muy ejemplar que digamos. Aun y así, tenía ciertas esperanzas de que aquellos individuos se olvidarían de tales hechos sin importancia y me otorgarían el beneplácito del perdón, con lo cual yo escribía esperanzado de que mis deseos se vieran cumplidos.
Me habían enseñado que el saber perdonar era de buena persona y se suponía que aquellos hombres lo eran sin lugar a dudas.
Al llegar a la fecha señalada, me regalaron juguetes que cayeron en el olvido al cabo de poco tiempo. Sin embargo lo que no olvidé, fue lo que no me regalaron y así dejé de creer en los reyes magos cuando mis padres decidieron por fin divorciarse. En definitiva tenía que escoger entre eso, o culparme a mi por no haber sido un niño bueno. Eso me marcó la vida durante muchos años hasta que decidí que no valía la pena intentar portarme bien.
ohhh!..mi querido Pep....dice mucho en pocas palabras, pero no comparto del todo...hacer el bien y portarse bien, debe superar los ratitos malos que a veces creemos que nos superan. Me gustó y mucho.
ResponderEliminarMuy bonito el cuento Pep.
ResponderEliminarAunque siempre vale la pena portarse bien, a la larga se sale ganando.:P
Cuando somos jóvenes cometemos errores que luego nos pesan, quizás nos marquen la vida, pero hay que sentirse orgulloso de ser uno mismo en la actualidad, el pasado nos marca pero que no nos acongoje, te entiendo Pep.
ResponderEliminarEs curioso, yo también recuerdo lo que NO me trajeron, en cambio no me acuerdo de nada de lo que me regalaron.
ResponderEliminarLa vida no perdona, ni de lado. Ni tan siquiera los Reyes Magos. Aunque pueda parecer cruel, siempre pasa factura. Ya sé que eras un niño... pero es así.
ResponderEliminarA ver...para el anónimo.
ResponderEliminarEsto es ficción. Mis ancianos padres siguen felizmente casados.
Lo sé... pero es una opinión.
ResponderEliminarJo con el nene,no es delicao ni ná.
ResponderEliminarEl año que viene,carbón,por descreído,que los reyes majos cuando quieren tienen mu mal genio,y mucho perdonar,mucho perdonar,pero las guardan todas.
Oooh! me parece muy triste como se toma las cosas, la visión, la desilusión, las decisiones... qué negativo! pobre persona.
ResponderEliminarMe encanta el enfoque que le has dado
La piel de pollo, se me ha puesto la piel de pollo!! Snifff... que malos los reyes!!!
ResponderEliminarShemba