NUNCA MÁS PODRÉ VOLVER A DORMIR TRANQUILO

NUNCA MÁS PODRÉ VOLVER A DORMIR TRANQUILO

Supe que eran las doce en punto de la noche porqué nada más despertarme a causa de aquel misterioso ruido, miré la hora en el reloj digital que tengo siempre a mi lado y cuya tenue luz, ilumina lúgubremente nuestra habitación de matrimonio, acompañando a los leves haces provinentes de la luna llena que se filtra por entre las rendijas de la ventana en las noches clareadas.

Los misteriosos sonidos procedían del armario, y más que golpes, parecían el chirriante arañar desesperado de algún animal rabioso encerrado en su interior. ¿Un ratón, quizá?

Fijé mi vista hacia mi esposa que dormía plácidamente a mi lado y no queriéndola despertar ni alarmarla, me levanté sigilosamente para averiguar el motivo de aquellos misteriosos roces sonoros tan intrigantes.

Atemorizado y muy despacio, me dirigí al mueble y procedí a abrirlo con mucha cautela llevando una zapatilla en la mano derecha a modo de arma defensiva.

Todo pasó muy rápido. Bruscamente se abrieron las puertas de par en par y se abalanzó amenazante hacia mí, mi difunta suegra armada con una radial en sus manos, gritando como una posesa y dispuesta a cortarme en rodajas.

Un alarido de terror salió de mi garganta y sudando cuantiosamente, me desperté de nuevo.

Fue la peor pesadilla de mi vida.