Balas al amanecer

Grandes almacenes de Bélgica
22/01/2010
08:37 AM

Un hombre con gabardina salió de la cafetería y se acercó a un policía que estaba de espaldas, le bajó la chaqueta a la altura de los codos y le pegó dos tiros en la nuca con su USP .45 Tactical, la gente se quedó petrificada y no salieron corriendo hasta que aquel hombre pegó otros dos disparos a un joven estudiante de intercambio que estaba hablando con aquel policía.

Antes de que la gente se dispersara mucho, el hombre sacó un subfusil FN P90 que tenía escondido en la gabardina y abrió fuego contra la multitud, le daba igual quien fuese su blanco, no distinguía entre hombres, mujeres, niños o ancianos.

Las ráfagas de la P90 ahogaban los gritos de la gente, el suelo era como un lago rojo, algunas personas resbalaban con la sangre y caían, siendo así un blanco fácil para él.

El hombre se paseaba con toda tranquilidad y en silencio, mientras su subfusil hablaba por él y daba acción y terror en el ambiente. Algún que otro policía se intentaba hacer el héroe, pero el hombre de la gabardina era más rápido, se notaba que era un tirador experto.

Era un panorama aterrador: mujeres llorando y chillando, un padre lamentándose de la muerte de su hija, gente muerta por culpa de la estampida de personas y los disparos, policías sin el valor suficiente para salir a por él, niños y niñas en shock por lo que estaba sucediendo, dependientes escondidos detrás de los mostradores y aquel hombre de la gabardina paseándose placidamente por el gran almacén disparando a bocajarro.

Aquél día seria recordado en Bélgica toda la vida.