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La presidenta del rellano.

(1)intelligentsia o, en caracteres castellanos, inteliguentsia (del Latín intelligentia) es una clase social compuesta por personas involucradas en complejas actividades mentales y creativas orientadas al desarrollo y la diseminación de la cultura, incluyendo intelectuales y grupos sociales cercanos a ellos. El término ha sido tomado del ruso интеллигенция (transliterado como intellig(u)éntsiya), o bien del polaco. Los dos, a su vez, derivaron de la palabra francesa intelligence. Al comienzo, el término se aplicó en el contexto de Polonia, Rusia y más tarde, la Unión Soviética, y tuvo un significado más estrecho basado en la autodefinición de una cierta categoría de intelectuales.

lunes, 25 de enero de 2010

NO FUE CULPA MIA

NO FUE CULPA MIA

Un leve susurro hizo que me despertara sobresaltado.
No había nadie en la habitación y sin embargo mi corazón latía desmesuradamente, como si un peligro invisible se fuera a materializar. Sudoroso me levanté con el alma en un puño y me dirigí al cuarto de baño. Estaba convencido de que mi subconsciente me estaba gastando una broma pesada.
Contemplé por unos segundos mi imagen reflejada en el espejo y no pude por menos que proferir un grito de angustia al comprobar mi desmejorado rostro y el sentimiento de culpa que se reflejaba en él.
Lo que estaba viendo no era mi cara de joven rebelde con aires prepotentes típicos de la juventud, si no el rostro envejecido de una persona que sufre anímicamente el proceso de un deterioro involuntario. Inmediatamente me froté la cara con agua para comprobar que volvía a la realidad, pero ésta no cambió en absoluto si no que el reflejo transmitió un claro empeoramiento.
Decidí que lo mejor era que me tocara el aire fresco del amanecer, por lo que me vestí y salí apresuradamente de mi apartamento. Cerré la puerta y me metí en el ascensor, en el cual la cruda realidad volvió a golpearme cuando en el espejo de éste regresó aquella imagen grotesca y desconocida para mí. No era yo, era mi caricatura.
Cuando por fin llegué a la salida del edificio, inspiré profundamente para calmarme sin conseguirlo y observé alarmado como mis manos seguían temblando. ¿Qué me estaba sucediendo?
Metí mi mano en el bolsillo buscando las llaves del coche y luego recordé. Fue como si una bofetada me volviera de golpe al mundo real. Regresé de nuevo al edificio y bajé los escalones que conducían al garaje de dos en dos. Cuando por fin llegué a la altura pertinente, todo empezó a cobrar sentido y unas incontenibles ganas de llorar me invadieron. Pude comprobar el estado del parachoques y la rotula del cristal delantero.
No fue culpa mía, fue del éxtasis y de la mezcla del Red Bull con vodka. Y de aquel anciano que cruzó el paso cebra en el justo momento en que yo circulaba a alta velocidad.

5 comentarios:

  1. Que duro es eso!
    He estado con varias personas que han atropellado a un peatón involuntariamente y en sus ojos se puede ver la culpa y el remordimiento. Es muy duro, incluso tratar con ellas en el momento que te dicen: "Había bebido un poco... no la vi... intenté frenar..." Ufff! Un mal trago para todos!

    Shemba

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  2. Puffff...muy bueno Pep.Es la cara que le quedó a un pobre hombre que me atropelló cuando tenía 7 años.Recordaré su cara toda la vida.Envejeció 10 años de golpe.Y la culpa fue mía.

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  3. Yo lo viví de lejos. Una noche oí unos gritos desesperados de una mujer pidiendo socorro, salí a la terraza y la ví al lado de su coche.
    Unos diez metros delante del coche estaba el hombre al que acababa de atropellar, tumbado inmóvil. Cuando llamé al 112 me dijeron que ya iban en camino, hay gente rapidísima.

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  4. Has retratado muy bien la autojustificación del desalmado que se pone al volante hasta el culo de peligrosos cócteles a base de psicotrópicos, alcohol y bebidas excitantes.

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  5. Pero a tí no te ha pasado eso ¿no?
    Siempre nos tienes en ascuas hasta el final...
    Me gusta el relato.
    El día que ese hombre reconozca que fué culpa suya, podrá dormir más tranquilo.
    ¡Qué lástima!
    Kaos

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