Tenía 13 años como yo, iba al mismo colegio donde iba yo, desde mi entrada en la Escola, siempre lo había conocido con un aparato que llevaba en la espalda, ya que tenía un problema serio en la columna vertebral, era buen chaval, bueno, como todos, con esa edad no se puede ser malo.
Aquel año, sus padres decidieron operarlo ya que era vital para su desarrollo físico, así fue. Estábamos todos contentos, ¡ostis! José Antonio, cuando volviera podría jugar a fútbol, compramos un balón, ese era su regalo.
No habíamos acabado la mañana, cuando Rosa, nuestra tutora y profesora, entró en clase y anunció, entre lágrimas, que José Antonio había muerto. La cara de todos fue un poema, nadie daba crédito, ¿cómo podía ser eso? , si la operación había sido un éxito.
Una hemorragia interna, hizo que se fuera.
...
Si hay angelitos en el cielo, uno de ellos debes ser tú, José Antonio.
Leñe, de vez en cuando podrías cogar algo más alegre, no?
ResponderEliminarMe da la espina de que nos cuentas cosas reales y eso me entristece porqué es que además son cosas que pasan en la realidad.
Muy crudo.
Beso.
Hay cosas que si, y otras que no. Esto es real, para mi desgracia, es veridico. Está es una experiencia que con esa edad, deja huella, parece que en ese momento, no afecta, naturalmente que hay una reacción con 13 años, lloras, no lo entiendes, pero al cabo de los años, pues como que el recuerdo duele más, eso sí, sigues sin entenderlo y se te caen lágrimas gordas como el puño.La vida es así.
EliminarEn fin, en otra ocasión ya contaré algo más animado.
Hay espinas que siempre siguen y seguirán clavadas en el corazón =/
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