Nació en un pequeño pueblo de Murcia, en el seno de una familia pobre, era la mayor de cinco hermanos, estudió hasta que estalló la Guerra Civil , después llegaría el hambre y el trabajo. Con doce años la pusieron a servir, limpiaba, cuidaba de alguna criatura, y ayudaba en las labores del campo.
En plena posguerra y acuciados por el hambre la familia marchará a Barcelona, aquí, sin lugar donde meterse, van a parar al barrio de “La Bomba ”, allí construirán una barraca, y vivirán hasta que la economía les da para conseguir algo mejor.
Mi tía trabaja como limpiadora, en varias casas. Hace toda suerte de trabajos, limpieza, cocina, etc.
Conocerá al hombre de su vida, con él que se casa. Es buen hombre, pero algo juerguista, no le da mala vida, pero tampoco le evita los disgustos.
Tendrá una hija, que es una bendición para los dos.
Todo va sobre ruedas, la familia está entera. Todos los hermanos han ido saliendo del hogar paterno, los padres, viven con una de sus hermanas.
Pero no todo es bonito, empiezan los problemas de salud, el marido de mi tía, Paco, fumador empedernido enfermará de un cáncer de pulmón. Ni aún así, puede dejar de fumar, morirá del mismo, meses más tarde.
Mi tía y su hija de quince años quedarán solas, a pesar de que el mazazo es brutal viven bien. La vida les da un respiro. Mí tía trabaja ya en un hospital como limpiadora, y la chica estudia.
La hija de mí tía, ya se ha hecho toda una mujer tiene novio prepara boda, pero está nunca se llegará a producir. Un día, Paquita, así se llama la chica, irá a la playa, al regresar, se encuentra mal. Su madre le prepara una infusión, mientras que Paquita está tumbada en la cama, está le dice a su madre: “Mamá, me siento como si me estuviera quedando pequeñita”.
Su madre, llama a los médicos, la ingresan pero morirá a las pocas horas. Es un derrame cerebral.
Mi tía, jamás ha vuelto a levantar cabeza, nunca ha celebrado unas navidades, ni ninguna fiesta. Ni sus hermanos lo han conseguido ni los sobrinos tampoco lo hemos conseguido.
No rehízo su vida, no se volvió a casar. Se jubilará a los 65 años.
Ahora, con 90 años, llegó el Alzheimer, con ella llegaron los despistes, el no saber donde están las cosas, si ha comido como si no, como vivía sola, pues hubo que ponerle ayuda. Hasta que ni con ayuda se vale por sí sola.
Está en una residencia, la cuidan muy bien. A todos nos agobiaba esa situación, es durísimo tener que engañar a alguien para hacerlo salir de su casa, en su caso que le iban a hacer unas pruebas médicas. Como jamás se ha vuelto a acordar de ello, pues no hay problema.
Ella está contenta, aunque cuando vas de visita pues no conoce, me la llevo a pasear, a tomar café.
La vida a veces es muy cruel y en el caso de tu tía un drama. Es para marcarte y no abandonar la pena nunca más.
ResponderEliminarAl final a tenido suerte de tener una sobrina como tú.
Ella ahora está bien. No te quepa duda.
Dale un besazo a tu tía cada vez que la veas.
ResponderEliminarSin duda eres la mejor sobrina q le ha podido tocar.
Un fuerte abrazo. MªJo