Y decidió partir llevándose con él las ganas de volver.
Y lloró, lloró amargamente con nostalgia, con dolor por lo que no podría volver a ver, a amar, a sentir ,… a odiar. Vivir con sus consecuencias positivas y negativas, con miedo a arrepentirse de su tan pensada decisión y también con ansia. Pero avanzó paso a paso. Hacia su propio destino por el camino polvoriento y húmedo que le conduciría a nuevas experiencias…a nuevas conclusiones dulces y amargas. Saladas quizás…
Y caminó y conoció. Y vio el amor y el odio, la paz y la guerra, el hambre y la sed, la satisfacción y la amargura, la alegría y la tristeza.
Y cruzó montañas y valles, ríos y mares, selvas y desiertos, cielo y tierra mientras por su mente se intercambiaban ideas, pensamientos profundos y frustraciones que le hacían dudar y también mantenerse firme en su propósito.
Y jugó a ser un Dios influyendo sobre todo cuanto hallaba. Y decidió, influyó y transformó. Y ganó amigos y enemigos. Y esos fueron sus mentores, sus padres, sus riquezas y sus pobrezas. Sus miserias. Y dio y robó, mató y curó, y se sintió satisfecho y triste, culpable e inocente.
Y sintió frío y calor, y se congratuló con su dolor y lloró su placer. Con altiva pasión y con desespero, con deseos de conocer y de ignorar.
Y temió por él y por los demás pero siguió caminando. A veces rápido y otras despacio, debilitándose y fortaleciéndose, recordando y olvidando experiencias vividas y por vivir.
Y encontró gentes sin ciudades, océanos sin peces y montañas sin cumbres. Y creó y exterminó, comió y se sintió hambriento, bebió y su garganta se quedó seca como el mismo polvo del camino recorrido. Y se sintió satisfecho y apesadumbrado.
Y pensó que no llegaría, que moriría en el intento, pero siguió. Con pesar y con euforia, con la convicción del deseo y de la amargura. Y llenó su mente de llenos y vacíos, cortos y largos, claros y oscuros pensamientos que nublaban e iluminaban su destino. El destino que eligió sin saber si quería o no llegar a alcanzar.
Y al final creyó ver, intuir, vislumbrar su esperanzada llegada. Quizá una ilusión o un traicionero espejismo.
Tanto tiempo y llegó estremeciéndose por la tan deseada y odiada meta. Había llegado al final del trayecto y encontró y perdió lo que buscaba. Estaba en casa, para bien o para mal.
Y se sintió triste y contento.
Y se rió contento y lloró amargamente.
Pep Trempat
Este relato lo escribí hará como unos 25 años de nada y ha sido rescatado recientemente del baúl de los recuerdos. Creo que va muy acorde con mis circuntancias actuales.
ResponderEliminarBesos a tutti.
Es precioso Pep. Da mucho q pensar... Puede ser el retrato de una sola persona a la vez q de toda la humanidad. Creo q todos hemos pasado por eso en mayor o menor medida.
ResponderEliminarPara mi es un fiel retrato del ser humano.
Shembala
Ostraaaaaaaaaas ¿como te has atrevido a tener esto en un cajón 25 años? Es un relato magistral, me ha gustado muchísimo.Nunca había leído un relato con tantas "y" que no me cansara.Conforme leía quería ir más deprisa, tiene mucha marcha.Precioso y como dice Shemby da mucho que pensar.Petons!
ResponderEliminarY me gustó Pep.
ResponderEliminarLa vida es un largo camino de avatares, vicisitudes.Al final buscamos la paz y regresamos al punto de partida.
Pep, todo eso que has dicho es la VIDA. De todo eso se compone el ser humano. Precioso.
ResponderEliminarPor unos momentos creía que hablaba un coche.
ResponderEliminarPor el camino recorrido.
Ya sé ya sé que un coche no puede razonar.
Tampoco un libro y sin embargo en el mundo de la escritura todo se puede.
Es que una a veces es demasiado profunda y voy más haya de lo que se pueda ver.
Me ha gustado mucho, Muchas emociones en tan pocos párrafos.
MuUUuacKs!!