El mar sigue siendo salado. Sigue siendo azul.
Tal vez si volviera la vista hacia el interior no reconocería ya su playa. El tiempo pasa, las cosas y los sitios cambian con él.
Reposado en una silla de madera, observa la inmensidad del mar, cada reflejo del sol y cada rastro de las olas al romper sobre el agua.
Se abstrae con el reflejo de la gente en la arena mojada, como desaparece y vuelve a aparecer con el mecer de las olas.
Sentado tras su lienzo, se mesa el bigote y se coloca su sombrero y con el pincel en seco empieza a imaginar la escena real en su inerte sábana.
En ese instante, nada para él ha cambiado.
Inpirado en un cuadro se Sorolla.
ResponderEliminarShemba
Estupendo relato inspirado en el insigne Joaquim Sorolla.El mar que tantas pinceladas nos regala, también nos deleita con historias como la tuya, mira por donde Shemby.
ResponderEliminarPues me parece una pequeña genialidad dedicada a ese gran pintor.
ResponderEliminarSi pudiese leerla, se sentiría hinchado de vanidad como una pelota.
Ets bona, punyeteraaaaaa....
Me estoy traslando con el cuadro... da paz tranquilidad, descanso. Maravilloso. Gracias.
ResponderEliminarBonito homenaje Shembalica guapa :)
ResponderEliminarMuUUuacKs!!