Salió a toda prisa camino del trabajo que estaba a pocas calles de allí. Su paso era acelerado, era como si llegara tarde.
Sonaron las campanas de la iglesia, eran las cuatro en punto de la tarde. En efecto llegaría tarde, no había manera de evitarlo, estaba al menos a diez minutos todavía del trabajo.
Menuda mirada le echaría su jefe cuando entrara; lástima que no se mirara el reloj cuando salía más tarde su horario de salida. En fin, era lo de siempre. Pasó por delante de los mismos escaparates, esta vez sin echarles ni una sola mirada.
Llegó por fin, y efectivamente allí estaba su jefe con cara de pocos amigos, le dijo al entrar: - Buenas tardes, Olga, llegas tarde de nuevo.
-Buenas tardes. He tenido un problema con la canguro de mi hijo, no ha venido y he tenido que llevarlo a la escuela yo misma. –dijo Olga
-Es la tercera vez que sucede este mes, y sólo estamos a día quince – dijo el jefe.
-Lo sé pero no sé cómo solucionarlo, ya sabe Ud. que recupero todo el tiempo que llego tarde –explicó ella.
- Pues no es suficiente ya sabes a lo que me refiero –dijo su jefe.
- Disculpe, ¿pero no sé a qué se refiere? Hábleme claro, no le entiendo en absoluto – preguntó.
- Olga, no te hagas la tonta, que no lo eres, está noche no tengo nada que hacer, y tu puedes pedirle a sus padres que cuiden de tu hijo, lo podemos pasar muy bien.
Olga estaba con el ordenador a medio encender, ya se había quitado la chaqueta y había dejado el bolso en la estantería. Se quedó perpleja y dijo: -¿Estará Ud. bromeando? No voy a cenar con Ud. y menos para pasarlo bien... ¿pero Ud. quién se ha creído que es?
-El que te paga el sueldo, y sino accedes pues te pondré de patitas en la calle. ¡En la puta calle!, ¿¡te ha quedado claro?! ¡zorra!- espetó su jefe.
Ella se levantó de la silla y fue directamente a la mesa de su jefe, sin abrir la boca, le soltó un tremendo bofetón, que hizo que las gafas de su jefe cayeran al suelo, rompiéndose. Dio media vuelta, llegó a su mesa recogió su bolso y su chaqueta. Salió del despacho, y fue a poner una denuncia, entre sollozos explicó a los agentes de la autoridad lo sucedido.
Aquel tipejo, ese hacía llamar Sr. Martínez, no era la primera vez que hacia este tipo de insinuaciones a las empleadas. Presentó la denuncia y la demanda laboral correspondiente.
Ahora sí que tenía verdaderos problemas, soltera y con un hijo a cargo, sin trabajo y con recursos económicos escasos. Con el paro no pagaría el alquiler de su mini piso, y mucho menos el resto de los gastos. Sus padres tenían recursos económicos bastante exiguos, pero eran sus padres y sabía que donde comían dos comían... cuatro. ¡Ehem!
Conoció en una entrevista de trabajo a una chica que necesitaba una chica para que limpiara la casa de su tía, que era una persona de gran edad, así fue como obtuvo un empleo a horas, no estaba asegurada, pero sacaba un sueldo para mantener a su hijo. Más tarde encontró empleo como recepcionista, a media jornada, en una conocidísima empresa que concede créditos, mantiene los dos empleos.
Ella está saliendo adelante.
Pues por desgracia esto sucede más habitualmente de lo que nos imaginamos.Y no siempre se denuncia, y menos tal y como estan las cosas hoy en día que no hay trabajo.
ResponderEliminarMenudo hijo de su madre el jefe. Si yo fuese mujer habría obrado igual a pesar del lastre que acarrea, la dignidad humana no tiene precio.
ResponderEliminarEspero que con la denuncia reclamara una buena indemnización económica y que al cerdo ese, le cayera un buen puro. Havano, no, que están muy buenos.
ResponderEliminarEfectivamente es real y muy real, hoy en día ese tipo de actos son denunciables, años atrás no se te ocurría pensar que podías denunciar, en mis recuerdos tengo alguno que otro de este calibre y yo estaría forrada de billetitos.
ResponderEliminarMal de muchos y no solo de los jefecitos, de los curas, de los medicos, los politicos y muchos que se creen con todo el poder y la autoridad...
ResponderEliminar!DENUNCIALOS¡ inmediatamente que seguro vendran tiempos mucho mejores...y otra cosa no demos PAPAYA es decir, no dar TIRO u OPORTUNIDAD....
un saludo.