La sala de interrogatorio se encontraba al final del pasillo, el calor era sofocante al medio día, un calor espeso y húmedo que parecía duplicarse en el precinto de policía numero doce.
El sonido de las sirenas de los autos patrulla que entraban y salían, se escuchaba apagado por la ausencia de ventanas en la zona de detención.
La agente Rodríguez, se encaminaba al cuarto de interrogatorios, se canceló el operativo que realizaría para capturar a una banda de secuestradores que ya tenía ubicados, calzaba zapatillas deportivas y unos vaqueros deslavados que se ceñían a su figura como un guante, su cabello castaño lo llevaba recogido con pinzas, con cierto descuido: sin embargo le daba un toque de feminidad al atuendo cubierto con un chaleco blindado de Kevlar llamado K-15, que estaba compuesto por 15 capas de Kevlar y que incluía una placa de acero balístico "Shok Plate" de 5" x 8" con las siglas de la policía especial, en la cintura parecía desentonar la funda de cuero negro que albergaba el arma de fuego reglamentaria 0.357 Mágnum tipo escuadra. En claro contraste con la delicadeza de su figura femenina.
Bajo el chaleco sólo vestía una camiseta de algodón blanca, que descubrió al quitarse el chaleco blindado para dejarlo en la sala contigua al cuarto de interrogatorio.
¡Joder con la jefa, a buena hora se le antojó llamar a reunión para elaborar perfiles criminales! –pensaba-
-Eahh..! Mary, que bien te ves hoy, la mirada del agente la recorrió con aparente disimulo de pies a cabeza, deteniendo su mirada a la altura de los senos, la acción de la humedad del ambiente y la transpiración de la agente, revelaban más de la cuenta sobre la camiseta de algodón blanca.
- Cállate “J”….! –lo llamaba únicamente por la inicial de su nombre- contigo sólo promesas ¿cuándo me invitarás a salir? Respondió con una sonrisa pícara mirándolo a los ojos.
- Nunca puedes, todo el tiempo realizando perfiles psicológicos que te mantienen ausente, sólo me quedan los sueños que tengo contigo todas las noches, juegas conmigo como el gato y el ratón –respondió-
La Agente Rodríguez odiaba que le llamaran Mary, ya era suficiente con llamarse María, para que encima le dijesen “Mary”, ese no era un nombre para una detective psicóloga con especialidad en criminalística y entrenamiento de fuerzas especiales.
Pero a ese agente moreno de rizadas pestañas y duro trasero, que la hacía sentir tan deseada y que se ruborizaba -cuando le contaba sus sueños- le podía permitir esas confianzas….y algo más.
- Te invito un trago y después lo que tu quieras cielo, llevemos a la realidad esos sueños que me inspiras –la invitó “J”- recorreré tu piel centímetro a centímetro, saboreando ese gusto salino que hace brillar tu nacarada piel en éste momento, aspirar tu perfume de mujer que embriaga y enciende mis sentidos –susurró a su oído-
- Me encantaría pero no puedo, tengo que interrogar a una sospechosa; me está esperando en el cuarto de interrogatorio, -respondió casi en un jadeo- como si doliera cada palabra.
- ¿Lo ves? Juegas conmigo como el gato con el ratón, un día de estos te voy a secuestrar, te ataré a mi cama y no dejaré que te escapes, te transportaré por todos los caminos del placer hasta que estalles en una explosión que cimbrará la ciudad y a todos los mojigatos de éste precinto…-lo decía mientras giraba lentamente encaminándose a su escritorio-
- ¡Secuéstrame ahora! –pensó- fijando la mirada en esas nalgas que le gustaría estrujar entre sus dedos, de su boca no salió ninguna palabra, ya ajustaría cuentas con ese agente que aceleraba su respiración exacerbando los sentidos, incrementando la humedad que sentía, más allá del provocado por el calor natural del precinto…
¡Joder con la sospechosa, a buena hora se le antojó a la jefa encargarme estudiarla y definir su perfil criminal! Murmuró para sus adentros mientras tomaba el picaporte de la puerta que daba acceso al cuarto de interrogatorio.
La habitación no tenía ventanas, solo un espejo de doble visión que daba a otra habitación, una mesa metálica al centro con dos viejas sillas que franqueaban sus bordes, las paredes que alguna vez estuvieron pintadas de gris –descarapeladas y sucias en algunas partes- mostraban el gris aún más deprimente del hormigón.
Una solitaria lámpara de campana iluminaba la habitación, lanzando un chorro de luz sobre la metálica mesa, la campana estaba casi a la altura del rostro inquieto de la mujer sospechosa….
“Mujer, 32 años.Bien parecida y arreglada. Trabaja como secretaria de dirección en una multinacional”
Rodríguez leía por segunda vez el expediente mientras se sentaba en la única silla que quedaba.
-¿Así que un accidente? Interrogó a la mujer. Todos son accidentes y todos son inocentes –pensaba la detective-
- Así fue detective, ya lo he declarado a sus compañeros –respondió la mujer- visiblemente fastidiada por las repetidas veces que había declarado.
La “sospechosa” vestía un traje sastre azul marino y blusa roja de seda que hacia destacar el carmín en sus labios, tez blanca y grandes ojos marrón, con discreto maquillaje, mujer madura de 32 años realmente atractiva, con la figura de una mujer que se preocupa por su apariencia y tiene los recursos económicos para ello.
En su mano derecha lucía una pulsera dorada con aplicaciones de zafiro a juego con su traje, en el cuello lucia una delgada cadena de oro de la cual colgaba un dije en forma de corazón circundado por diminutos diamantes, los aretes que adornaban sus oídos hacían juego con el dije.
Rebeca era una mujer atractiva, parecía un ángel con traje formal, sensual y elegante con esa falda abierta en un lado, dejaba ver unas hermosas y torneadas piernas.
Había llegado a éste país, siguiendo a su equipo de trabajo en una multinacional financiera, salió repentinamente casi como huyendo de todo, dejando atrás muchas cosas.
Mary deseaba descubrir la verdad, había luchado mucho para ser detective, en un mundo de hombres rudos, curtidos en la violencia, una delicada mujer no tenía cabida, pero ella estaba decidida a ganar su respeto, inclusive con violencia de ser necesario.
Ahora estaba frente a una mujer que parecía tenerlo todo, belleza y prestigio, ante la cual muchos hombres se rendirían embelesados ante una personalidad avasallante.
- De acuerdo al informe del forense, la víctima falleció alrededor de las cinco treinta horas, por la madrugada, presentaba fractura endocraneal, derivada de contusión aplicada por un objeto rígido, al parecer metálico, como la cacha de una pistola de grueso calibre; sin embargo en su declaración presentada alrededor de las Diez horas de ésta mañana, declaró que la muerte fue causada por una maceta que cayó de su departamento ubicado en el noveno piso…¿porque no me dices la verdad “preciosa” y te dejas de actuaciones ridículas? ¿tienes un cómplice? ¿Por qué lo mataste? –Mary le preguntaba acercándose a Rebeca y agitando frente a sus ojos el informe del forense-
El delicado perfume de importación de Rebeca enervaba sus sentidos, que sentía como una bofetada en pleno rostro.
- No sé de que me habla detective, salí camino a mi oficina a las ocho treinta de la mañana, al salir al vestíbulo del edificio, el conserje me informó de un hombre desconocido que se encontraba en el suelo, con el cerebro desparramado por la acera que está precisamente debajo de mi departamento, con una maceta destrozada junto a él, misma que resultó ser una de las que tengo en mi ventana, ya he señalado que fue un accidente, mala suerte sólo eso, el conserje llamó a la policía y presenté la declaración que me solicitaron, todos fueron muy amables –respondió serena-
- ¿Un accidente verdad?, entonces porque el reporte de la compañía telefónica tiene registrada una llamada del móvil de la víctima a su teléfono de la oficina un día antes, lo que indica que se conocían, hemos identificado a la víctima como un conocido enlace de diversos grupos criminales, encargado de “lavar” dinero producto de ilícitos, con conexiones en todo el mundo, perteneciente a una secta secreta denominada “Los Caballeros de la Cruz Escarlata” con relaciones con el Vaticano ¿Por qué lo mataron? ¿Sabia demasiado? ¿se había convertido en una molestia? ¿Quién dio la orden? ¿cómo es que una secretaria como usted, tiene una cuenta en Suiza con operaciones mensuales superiores a USD 18 millones? ¿es presta nombres?
Mary daba vueltas y vueltas por la habitación casi gritando las preguntas, agitando los informes con una mano…
-Maldita no te saldrás con la tuya –pensaba-
Esbozando una ligera sonrisa Rebeca la miró, como estudiándola, se levanto de la silla y se acercó a Mary para susurrarle al oído –No sabes con quien te metes querida-
-No hay ninguna cuenta bancaria en Suiza, de hecho ninguna cuenta tiene nombres, sólo números, tus informantes deben estar “blofeando”, se reciben en la oficina donde trabajo cientos de llamadas y no tengo porque conocer a todos los que llaman –agregó-
La puerta se abrió de pronto y apareció el agente moreno.
-Mary, la señorita Rebeca está exonerada de cualquier responsabilidad en los hechos, el comisionado de policía ha ordenado que sea liberada de inmediato –entró hablando el agente-
- Pero tenemos pruebas contundentes de la responsabilidad de la sospechosa en los hechos, en complicidad con otras personas, necesitamos que confiese sus contactos –casi gritó la detective-
- Lo siento “primor”, órdenes son órdenes y ni tú ni yo vamos a discutirlas, deshazte de esos informes, si no quieres que el comisionado nos descuartice –respondió “J”-
Mary, estaba lívida, no podía creer lo que sus oídos escuchaban, todos tienen un precio –murmuró-
- ¿Qué dices Mary? Preguntó el detective.
- ¡!Nada, llévatela de aquí entonces!!
Observó como la miraba Rebeca, sonriendo tranquila ¿Vamos detective? Tomó del brazo a “J” que no esperó a que lo repitiera, al salir de la habitación giró su cabeza para decirle a Mary –ya nos veremos después detective, quizás le invite un café-
Mary no atinó a decir nada, paralizada de rabia y frustración, se quedó de pie observando como salía Rebeca de la habitación del brazo de su detective favorito.
No pudo evitar bajar su mirada a los glúteos del detective cuando salían, notó en la cintura la Colt .45 tipo revólver que “J” llevaba, tenía una ligera mancha roja en la cacha de la pistola ¿sangre?
Mary escuchó que “J” susurraba al oído de rebeca -Alguna vez han soñado contigo- cuando salían de la habitación, al tiempo que la tomaba de la cintura.
Todos tienen su precio, ¿Cuál es tu precio detective Rodríguez? ¿el trasero duro de un detective en tus manos? –murmuró para sí misma-
Ya quiero ver la cara de la doctora cuando le describa el perfil psicológico de Rebeca y lleve las pruebas de los hechos y le informe de su pertenencia a una secta hierática. ¿Inocente? Alguien que asesina fríamente, sin escrúpulos, sin ningún asomo de remordimientos, actriz que pretende engañar con un pseudo accidente –pensaba- no me espera esta noche, no creo que su actuación sea mejor ésta vez…..
¿Fanática religiosa, psicópata o simplemente le gusta el dinero?
Cavilaba para encuadrar el perfil psicológico, en tanto se encaminaba al estacionamiento.
De pronto sintió en la espalda que algo la atravesaba y le quitaba la respiración, un líquido caliente le quemaba la espalda ¿sangre?
Giró rápidamente al tiempo que desenfundaba la Mágnum y quitaba el percutor con el pulgar.
Un puñetazo en la mejilla la desarmó, sin darle tiempo a disparar, pero sí el tiempo suficiente para ver brillar los ojos de su agresor, le pareció escuchar ¿No tienes precio Rodríguez? Antes de perder el conocimiento balbuceó -No, no tengo precio “J”-
El sonido de las sirenas de los autos patrulla que entraban y salían, se escuchaba apagado por la ausencia de ventanas en la zona de detención.
La agente Rodríguez, se encaminaba al cuarto de interrogatorios, se canceló el operativo que realizaría para capturar a una banda de secuestradores que ya tenía ubicados, calzaba zapatillas deportivas y unos vaqueros deslavados que se ceñían a su figura como un guante, su cabello castaño lo llevaba recogido con pinzas, con cierto descuido: sin embargo le daba un toque de feminidad al atuendo cubierto con un chaleco blindado de Kevlar llamado K-15, que estaba compuesto por 15 capas de Kevlar y que incluía una placa de acero balístico "Shok Plate" de 5" x 8" con las siglas de la policía especial, en la cintura parecía desentonar la funda de cuero negro que albergaba el arma de fuego reglamentaria 0.357 Mágnum tipo escuadra. En claro contraste con la delicadeza de su figura femenina.
Bajo el chaleco sólo vestía una camiseta de algodón blanca, que descubrió al quitarse el chaleco blindado para dejarlo en la sala contigua al cuarto de interrogatorio.
¡Joder con la jefa, a buena hora se le antojó llamar a reunión para elaborar perfiles criminales! –pensaba-
-Eahh..! Mary, que bien te ves hoy, la mirada del agente la recorrió con aparente disimulo de pies a cabeza, deteniendo su mirada a la altura de los senos, la acción de la humedad del ambiente y la transpiración de la agente, revelaban más de la cuenta sobre la camiseta de algodón blanca.
- Cállate “J”….! –lo llamaba únicamente por la inicial de su nombre- contigo sólo promesas ¿cuándo me invitarás a salir? Respondió con una sonrisa pícara mirándolo a los ojos.
- Nunca puedes, todo el tiempo realizando perfiles psicológicos que te mantienen ausente, sólo me quedan los sueños que tengo contigo todas las noches, juegas conmigo como el gato y el ratón –respondió-
La Agente Rodríguez odiaba que le llamaran Mary, ya era suficiente con llamarse María, para que encima le dijesen “Mary”, ese no era un nombre para una detective psicóloga con especialidad en criminalística y entrenamiento de fuerzas especiales.
Pero a ese agente moreno de rizadas pestañas y duro trasero, que la hacía sentir tan deseada y que se ruborizaba -cuando le contaba sus sueños- le podía permitir esas confianzas….y algo más.
- Te invito un trago y después lo que tu quieras cielo, llevemos a la realidad esos sueños que me inspiras –la invitó “J”- recorreré tu piel centímetro a centímetro, saboreando ese gusto salino que hace brillar tu nacarada piel en éste momento, aspirar tu perfume de mujer que embriaga y enciende mis sentidos –susurró a su oído-
- Me encantaría pero no puedo, tengo que interrogar a una sospechosa; me está esperando en el cuarto de interrogatorio, -respondió casi en un jadeo- como si doliera cada palabra.
- ¿Lo ves? Juegas conmigo como el gato con el ratón, un día de estos te voy a secuestrar, te ataré a mi cama y no dejaré que te escapes, te transportaré por todos los caminos del placer hasta que estalles en una explosión que cimbrará la ciudad y a todos los mojigatos de éste precinto…-lo decía mientras giraba lentamente encaminándose a su escritorio-
- ¡Secuéstrame ahora! –pensó- fijando la mirada en esas nalgas que le gustaría estrujar entre sus dedos, de su boca no salió ninguna palabra, ya ajustaría cuentas con ese agente que aceleraba su respiración exacerbando los sentidos, incrementando la humedad que sentía, más allá del provocado por el calor natural del precinto…
¡Joder con la sospechosa, a buena hora se le antojó a la jefa encargarme estudiarla y definir su perfil criminal! Murmuró para sus adentros mientras tomaba el picaporte de la puerta que daba acceso al cuarto de interrogatorio.
La habitación no tenía ventanas, solo un espejo de doble visión que daba a otra habitación, una mesa metálica al centro con dos viejas sillas que franqueaban sus bordes, las paredes que alguna vez estuvieron pintadas de gris –descarapeladas y sucias en algunas partes- mostraban el gris aún más deprimente del hormigón.
Una solitaria lámpara de campana iluminaba la habitación, lanzando un chorro de luz sobre la metálica mesa, la campana estaba casi a la altura del rostro inquieto de la mujer sospechosa….
“Mujer, 32 años.Bien parecida y arreglada. Trabaja como secretaria de dirección en una multinacional”
Rodríguez leía por segunda vez el expediente mientras se sentaba en la única silla que quedaba.
-¿Así que un accidente? Interrogó a la mujer. Todos son accidentes y todos son inocentes –pensaba la detective-
- Así fue detective, ya lo he declarado a sus compañeros –respondió la mujer- visiblemente fastidiada por las repetidas veces que había declarado.
La “sospechosa” vestía un traje sastre azul marino y blusa roja de seda que hacia destacar el carmín en sus labios, tez blanca y grandes ojos marrón, con discreto maquillaje, mujer madura de 32 años realmente atractiva, con la figura de una mujer que se preocupa por su apariencia y tiene los recursos económicos para ello.
En su mano derecha lucía una pulsera dorada con aplicaciones de zafiro a juego con su traje, en el cuello lucia una delgada cadena de oro de la cual colgaba un dije en forma de corazón circundado por diminutos diamantes, los aretes que adornaban sus oídos hacían juego con el dije.
Rebeca era una mujer atractiva, parecía un ángel con traje formal, sensual y elegante con esa falda abierta en un lado, dejaba ver unas hermosas y torneadas piernas.
Había llegado a éste país, siguiendo a su equipo de trabajo en una multinacional financiera, salió repentinamente casi como huyendo de todo, dejando atrás muchas cosas.
Mary deseaba descubrir la verdad, había luchado mucho para ser detective, en un mundo de hombres rudos, curtidos en la violencia, una delicada mujer no tenía cabida, pero ella estaba decidida a ganar su respeto, inclusive con violencia de ser necesario.
Ahora estaba frente a una mujer que parecía tenerlo todo, belleza y prestigio, ante la cual muchos hombres se rendirían embelesados ante una personalidad avasallante.
- De acuerdo al informe del forense, la víctima falleció alrededor de las cinco treinta horas, por la madrugada, presentaba fractura endocraneal, derivada de contusión aplicada por un objeto rígido, al parecer metálico, como la cacha de una pistola de grueso calibre; sin embargo en su declaración presentada alrededor de las Diez horas de ésta mañana, declaró que la muerte fue causada por una maceta que cayó de su departamento ubicado en el noveno piso…¿porque no me dices la verdad “preciosa” y te dejas de actuaciones ridículas? ¿tienes un cómplice? ¿Por qué lo mataste? –Mary le preguntaba acercándose a Rebeca y agitando frente a sus ojos el informe del forense-
El delicado perfume de importación de Rebeca enervaba sus sentidos, que sentía como una bofetada en pleno rostro.
- No sé de que me habla detective, salí camino a mi oficina a las ocho treinta de la mañana, al salir al vestíbulo del edificio, el conserje me informó de un hombre desconocido que se encontraba en el suelo, con el cerebro desparramado por la acera que está precisamente debajo de mi departamento, con una maceta destrozada junto a él, misma que resultó ser una de las que tengo en mi ventana, ya he señalado que fue un accidente, mala suerte sólo eso, el conserje llamó a la policía y presenté la declaración que me solicitaron, todos fueron muy amables –respondió serena-
- ¿Un accidente verdad?, entonces porque el reporte de la compañía telefónica tiene registrada una llamada del móvil de la víctima a su teléfono de la oficina un día antes, lo que indica que se conocían, hemos identificado a la víctima como un conocido enlace de diversos grupos criminales, encargado de “lavar” dinero producto de ilícitos, con conexiones en todo el mundo, perteneciente a una secta secreta denominada “Los Caballeros de la Cruz Escarlata” con relaciones con el Vaticano ¿Por qué lo mataron? ¿Sabia demasiado? ¿se había convertido en una molestia? ¿Quién dio la orden? ¿cómo es que una secretaria como usted, tiene una cuenta en Suiza con operaciones mensuales superiores a USD 18 millones? ¿es presta nombres?
Mary daba vueltas y vueltas por la habitación casi gritando las preguntas, agitando los informes con una mano…
-Maldita no te saldrás con la tuya –pensaba-
Esbozando una ligera sonrisa Rebeca la miró, como estudiándola, se levanto de la silla y se acercó a Mary para susurrarle al oído –No sabes con quien te metes querida-
-No hay ninguna cuenta bancaria en Suiza, de hecho ninguna cuenta tiene nombres, sólo números, tus informantes deben estar “blofeando”, se reciben en la oficina donde trabajo cientos de llamadas y no tengo porque conocer a todos los que llaman –agregó-
La puerta se abrió de pronto y apareció el agente moreno.
-Mary, la señorita Rebeca está exonerada de cualquier responsabilidad en los hechos, el comisionado de policía ha ordenado que sea liberada de inmediato –entró hablando el agente-
- Pero tenemos pruebas contundentes de la responsabilidad de la sospechosa en los hechos, en complicidad con otras personas, necesitamos que confiese sus contactos –casi gritó la detective-
- Lo siento “primor”, órdenes son órdenes y ni tú ni yo vamos a discutirlas, deshazte de esos informes, si no quieres que el comisionado nos descuartice –respondió “J”-
Mary, estaba lívida, no podía creer lo que sus oídos escuchaban, todos tienen un precio –murmuró-
- ¿Qué dices Mary? Preguntó el detective.
- ¡!Nada, llévatela de aquí entonces!!
Observó como la miraba Rebeca, sonriendo tranquila ¿Vamos detective? Tomó del brazo a “J” que no esperó a que lo repitiera, al salir de la habitación giró su cabeza para decirle a Mary –ya nos veremos después detective, quizás le invite un café-
Mary no atinó a decir nada, paralizada de rabia y frustración, se quedó de pie observando como salía Rebeca de la habitación del brazo de su detective favorito.
No pudo evitar bajar su mirada a los glúteos del detective cuando salían, notó en la cintura la Colt .45 tipo revólver que “J” llevaba, tenía una ligera mancha roja en la cacha de la pistola ¿sangre?
Mary escuchó que “J” susurraba al oído de rebeca -Alguna vez han soñado contigo- cuando salían de la habitación, al tiempo que la tomaba de la cintura.
Todos tienen su precio, ¿Cuál es tu precio detective Rodríguez? ¿el trasero duro de un detective en tus manos? –murmuró para sí misma-
Ya quiero ver la cara de la doctora cuando le describa el perfil psicológico de Rebeca y lleve las pruebas de los hechos y le informe de su pertenencia a una secta hierática. ¿Inocente? Alguien que asesina fríamente, sin escrúpulos, sin ningún asomo de remordimientos, actriz que pretende engañar con un pseudo accidente –pensaba- no me espera esta noche, no creo que su actuación sea mejor ésta vez…..
¿Fanática religiosa, psicópata o simplemente le gusta el dinero?
Cavilaba para encuadrar el perfil psicológico, en tanto se encaminaba al estacionamiento.
De pronto sintió en la espalda que algo la atravesaba y le quitaba la respiración, un líquido caliente le quemaba la espalda ¿sangre?
Giró rápidamente al tiempo que desenfundaba la Mágnum y quitaba el percutor con el pulgar.
Un puñetazo en la mejilla la desarmó, sin darle tiempo a disparar, pero sí el tiempo suficiente para ver brillar los ojos de su agresor, le pareció escuchar ¿No tienes precio Rodríguez? Antes de perder el conocimiento balbuceó -No, no tengo precio “J”-
Muy emocionante Donatello.
ResponderEliminarEs verdad, no todo el mundo tiene precio y eso a veces se paga muy caro.
Un beso
Ostras Pedrín!!!! Que chulo te ha quedado mi querido coronel!!!! Lo que uno puede sacar de una simple descripción y explicación que hice yo!!! A ver si te animas a seguir con algún otro de mis personajes, que lo haces de maravilla!!! Un dia de estos nos contratan para escribir un libro a medias jejeje
ResponderEliminarBesos guapo!
Hola Bella Damita...!
ResponderEliminar!Gracias por tus palabras..!
Me gustaría seguir con el personaje del Rubio Corpulento (Por lo Rubio, me recuerda a uno de los Doggies del grupo Je Je Je...!) o tal vez el cajero del Banco; Sin Embargo, me complica las cosas el hecho de que el citado cajero sea un joven adulto...
Si es mucho más joven (18 años), o de más edad (35 para arriba), podría justificar con creces una posible patología "Bizarra" Ja Ja Ja...!
Con 23 me cuesta algo de trabajo imaginar un comportamiento y patologías en un cajero bancario...Mmmm ya veremos, igual y me atrevo a cambiarle la edad Je Je Je...!
Revivir a María Rodriguez y hacer "decente" a "J", las posibilidades en los relatos son infinitas sin menoscabo de la lógica de la historia...
Besote Bella Damita...!
Gracias nuevamente
Pobre Mary, me da mucha pena. La pobre tenía un día muy negro.
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