FIESTA DE DESPEDIDA (Relato editado anteriormente en Lamedores Wordpress.com)
Hay que ver como han cambiado las cosas. Aun no acabo de entender como he pasado de ser el principal responsable y autoridad de mis subordinados a un simple ídolo caído al cual sólo recordarán con burla, mofa y befa desde el día en que me notificaron el traslado con destino a otra sucursal para un mejor funcionamiento de la empresa, según dijeron los máximos mandatarios.
Siempre me puse como obligación mantenerme firme y emplear mano dura con los empleados cuando estos hacían algo contrario a los intereses de la multinacional. Sé que me echaron en cara los adjetivos de déspota y despiadado, pero en eso precisamente estaba el quid de la cuestión. Por supuesto la empresa siempre por delante a costa de los demás era la única solución para que subiera peldaños y de paso, aumentar mi buen remunerado sueldo. Me daba igual lo que aquella chusma dijera de mí
A veces ser el gerente representaba cometer ciertas injusticias en “pro” de un futuro mejor y nunca me cuestioné el hecho de que actuaba según mis propios deseos y que estos eran completamente justificados. No me importaba en lo más mínimo la humillación que pudieran sufrir otras personas si mis ganancias aumentaban y las acciones subían de valor. Un hombre como yo, casado y con hijos se debe a su familia, si bien es cierto que algunas veces me olvidaba de ella, principalmente cuado tenía que estar tantas horas en compañía de algunas de mis bellas y sufridas empleadas, por lo general de reciente adquisición.
Sí, ya sé que a menudo me propasé con algunas de ellas exigiéndoles que se cumplieran mis caprichos o de lo contrario las pondría de patitas en la calle por cualquier excusa. En definitiva, ¿a quién creerían los jefazos? ¿A una simple chica recién empleada o a mí?
El hecho de que estuviera casado no era ningún impedimento para acechar sexualmente a las féminas que tenía a mi cargo y lo hacía sin remordimientos a pesar de sus súplicas. Me gustaba sentirme el dueño absoluto de la situación.
Por eso me sorprendió tanto que me organizaran aquella fiesta de despedida y nunca sospeché del motivo por el cual no había nadie del sexo masculino en ella.
Siempre era el último en salir del trabajo y aquel día mi sorpresa fue mayúscula cuando al entrar en mi despacho para recoger el abrigo, me encontré con 6 de esas chicas esperando mi llegada para dedicarme un último adiós y buena suerte con pastel y botellas de cava incluidas.
Que guapas estaban... Todas vestían provocativamente y con sus labios llenos de carmín empezaron a besarme, deseándome lo mejor. Me sirvieron un trozo de pastel y luego brindamos. Una de ellas me obsequió con un beso en la boca y su lengua me obligó a entreabrir mis labios. Mientras hacía esto, noté como una mano me acariciaba la verga por encima del pantalón y otras me daban de palmadas en el trasero. A pesar de todo lo ocurrido en el pasado, estaba claro que aquellas mujeres estaban deseando aprovecharse sexualmente de mí y yo por supuesto, me dejé llevar por mis más bajos instintos. No era cuestión de desaprovechar el momento, ya que seguramente no las volvería a ver.
Poco tiempo tardaron en quitarme la ropa y a echarme de espaldas encima de la mesa, sacando todo lo que había encima de ella. Mi excitación era patente y más cuando unas suaves manos empezaron a impregnar mi erecto pene con nata perteneciente del pastel de despedida. Por mi mente pasaron las imágenes de lo que tenía que venir después con sus bocas sedientas de lujuria, al tiempo que se dibujaba una sonrisa idiota en mi cara. Mientras me extasiaba con aquellas pringosas caricias, noté como manipulaban mi ano y supuse que también me querían hacer sentir placer por aquel sitio. A sabiendas de que entre todas me tenían agarrado obligándome a permanecer inmóvil, me dejé hacer todo sin ofrecer ninguna resistencia por los pervertidos manoseos con los cuales me estaban obsequiando mis sonrientes antiguas esclavas. Estaba claro que les iba la marcha y yo que me alegraba.
Y ahora heme aquí, postrado en una cama de hospital, recién operado quirúrgicamente, con una petición de divorcio, una carta de despido encima de la mesilla de noche y la sonrisa burlona de las enfermeras. Fui un imbécil al creer que me habían organizado aquella fiesta de despedida y no darme cuenta de que lo que habían hecho aquellas malas pécoras, era una venganza con todas sus consecuencias por todos mis actos anteriores. Ni siquiera lo comprendí cuando empecé a notar aquella fuerte presión en mi recto y la posterior y dolorosa introducción de un grueso y duro objeto en él. Lo último que recuerdo fue aquel extraño ruido sordo en mi interior que ocasionó mi pérdida del sentido.
No vale la pena explicar los detalles a nadie ya que estoy seguro que cada una de ellas tendrá una buena y estudiada coartada y me imagino también la cara de sorpresa de la empleada de la limpieza que me encontró en tal ridícula situación al cabo de unas horas. Fue ella la que llamó a una ambulancia contándoles mi dantesco estado.
Sólo me pregunto quién de ellas fue la que agitó la botella de cava con energía para que saliera el tapón disparado.
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Comentarios al blog
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La presidenta del rellano.
(1)intelligentsia o, en caracteres castellanos, inteliguentsia (del Latín intelligentia) es una clase social compuesta por personas involucradas en complejas actividades mentales y creativas orientadas al desarrollo y la diseminación de la cultura, incluyendo intelectuales y grupos sociales cercanos a ellos. El término ha sido tomado del ruso интеллигенция (transliterado como intellig(u)éntsiya), o bien del polaco. Los dos, a su vez, derivaron de la palabra francesa intelligence. Al comienzo, el término se aplicó en el contexto de Polonia, Rusia y más tarde, la Unión Soviética, y tuvo un significado más estrecho basado en la autodefinición de una cierta categoría de intelectuales.
Ostres Pep!!!!! Quina emoció!!!
ResponderEliminarMe ha encantado Pep,muy bien escrito, tan bien que me he puesto en la situación de una de ellas y me imaginado la situación.Me ha gustado mucho el corte que le has pegado al relato para seguir en otro ambiente, en el hospital.
Jejejejeje vamos a tener que poner dos rombos al comienzo del Blog jajajajajajaja
Felicitats guapo! Y espero que pronto nos deleites con otro.
¡Qué crueldad!
ResponderEliminar¡Un caso de linchamiento indignante!
Muy divertido el final, pep, tomaré nota de los efectos cinéticos del corcho.
Al fin consigo escribir aquí!!
ResponderEliminarMuy bueno el relato, Pep!! Supongo que nos colgarás una foto del tapón ensangrentado!! Jajaja
Por cierto, soy Manu, Youtube
ResponderEliminarJo...deeerrrr!! Tanto se puede llegar a odiar a un jefe???
ResponderEliminarShemba
Hola noi,
ResponderEliminarjaja...como me he reido, mas que nada me he acordado de mi jefe...y lo he ubicado en tu historia...jajaja...ojala se acabara de hacer realidad...
Gracias por hacerme reir durante un buen rato..
Salut!!!!
Hola Pep, hasta ahora no he descubierto como añadir un comentario, ¡que borrica soy¡
ResponderEliminarEl relato me ha gustado mucho, pero para ser sincera, la venganza mucho mas. Seguro que de haber trabajado contigo, yo habria sido la que agitara la botella, jajaja
Un beso
Ayy Pep...!
ResponderEliminarMe hubiera gustado que el brindis de despedida que me hicieron cuando dejé mi anterior empleo, fuera como la primera parte de tu relato, la otra parte, la de la destapada del Champagne !Brrr!!! que bueno que las chicas que trabajaban conmigo me querían mucho que si no....
Después de leer tu relato, como que ya no me dan muchas ganas de ser un aprendiz de patán...
Maestro de las letras, que eres un maestre, asombras con cada una de tus letras...!
Un Abrazorro Amigo