Comentarios al blog


Por parte de la intelligentsia (1) del blog, se comunica que los comentarios off-topic (fuera de tema), las faltas de respeto y los versos ripiosos serán eliminados por no atenerse a las normas de respeto de la comunidad.

La presidenta del rellano.

(1)intelligentsia o, en caracteres castellanos, inteliguentsia (del Latín intelligentia) es una clase social compuesta por personas involucradas en complejas actividades mentales y creativas orientadas al desarrollo y la diseminación de la cultura, incluyendo intelectuales y grupos sociales cercanos a ellos. El término ha sido tomado del ruso интеллигенция (transliterado como intellig(u)éntsiya), o bien del polaco. Los dos, a su vez, derivaron de la palabra francesa intelligence. Al comienzo, el término se aplicó en el contexto de Polonia, Rusia y más tarde, la Unión Soviética, y tuvo un significado más estrecho basado en la autodefinición de una cierta categoría de intelectuales.

viernes, 24 de junio de 2011

El origen de los deseos

EL ORIGEN DE LOS DESEOS






Era noche de San Juan.



Solitaria, en la orilla, la brisa le mecía los cabellos, la danza de sus mechones ondulados era hipnótica, el vaivén de su pelo causaba una extraña sensación de letargo. Sus grandes ojos azabaches miraban al horizonte con anhelo de lo desconocido, de algo que aún está por llegar, de algo que quizás nunca ha de llegar. Sus labios esbozaban una temerosa sonrisa, esperando aquello que ni siquiera ella sabía qué era. Allí, el mar bañaba sus pies mientras que poco a poco se le hundían en la arena.

Las hogueras ya ardían, sus llamas bailaban a compás de las risas de la gente. Las pequeñas ninfas del fuego, en forma de chipa, salían de él corriendo a su libre albedrío para deleitarse de la fiesta de San Juan. El viento las arrastró hasta ella y la rodearon entre danzas y juegos.

La unión de los cuatro elementos desató la magia de la noche señalada. El viento se convirtió en huracán, el mar enfureció, la tierra tembló y el fuego quemó más que nunca. Fue un instante, quizás un segundo, o tan solo pasó en la imaginación de la gente y jamás ocurrió en la realidad.

Ella, dejó de ser ella sin dejar de serlo. Un halo de luz la envolvió y sus resplandecientes alas afloraron de su ser. Era hermosa, no había palabras para describirla. Nunca nadie había visto nada semejante. El Hada de los Deseos había nacido en la noche de San Juan.

domingo, 5 de junio de 2011

Menús veraniegos


Menús Veraniegos

Las costumbres gastronómicas de las personas no representan en absoluto sus nacionalidades. Esto lo he comprobado infinidad de veces, pero no hace mucho y fijándome en los comensales de cierto restaurante típico costero/veraniego inundado de turistas (una de mis aficiones favoritas es observar a la gente), confirmé mis sospechas de que nadie actúa del mismo modo delante de los platos culinarios representativos de cualquier país.

Hora de cenar y por la manera de hablar de una pareja francesa, o por lo menos de habla francófona: Una pareja comiéndose de primer plato una ración de melón que desmitifica el refrán de que el melón por la mañana es oro, por la tarde es plata y por la noche mata. Si eso fuera cierto, esos dos comensales habrían muerto nada más acabada la cena. De segundo la señora pidió un plato a base de carne que por lo que reflejaba su rostro, en un principio le dio asco pero que acabó en deleite pues el plato quedó inmaculadamente limpio. El señor en cambio no le hizo ningún asco a una enorme lubina al horno. Me imagino que debía ser la única comida ingerida en todo el día, de lo contrario no se entiende que dos personas entradas en años fueran tan delgadas. Cabe decir también que a la mañana siguiente pidieron lo mismo, así que lo del melón definitivamente queda en leyenda urbana.

En otra mesa, otra pareja también de habla francesa pero algo más joven, después de dar cuenta de una montaña enorme de mejillones al vapor, se zampó una paella marinera de proporciones desmesuradas, la cual me imagino debió de tardar una eternidad en digerirse. Supongo que las vacaciones alteran las costumbres, de lo contrario no entiendo como toda esa gente se llena de tal modo la barriga a una hora tan tardía.

Los más divertidos fueron un grupo de alemanes, o por lo menos de habla germana. Todo lo querían “típico” del lugar y así dieron cuenta de un enorme pica-pica de raras combinaciones que se me antojaron más típica comida afrancesada que nuestra. Me llamó mucho la atención que uno de los “pica-pica”, fuera una diminuta tostada con un pedazo de tortilla ensartada con un mondadientes y una aceituna culminando la majestuosa obra culinaria. Al darse cuenta de que nosotros también éramos “típicos” del lugar, pidieron el mismo vino, el cual degustaron con excesivo deleite y excesiva cantidad. De segundo pidieron unos pescados enormes que según pude comprobar en la carta, tenían unos precios desorbitados. Como no, de postres una crema catalana hasta agotar las existencias del restaurante. No hubo crema catalana para nadie más. Esos por lo menos no cometieron el horrible acto que hicieron unos ingleses, o mejor dicho, anglosajones, al pedir una coca-cola para comer una sopa de pescado, plato que por cierto también pidió mi señora esposa y que según me dijo estaba delicioso. Claro está que mi esposa la degustó acompañada de un buen vino blanco de la tierra.

Un ruso (ese sí lo era seguro porqué me lo dijeron), marcó la diferencia al pedir una brochette (o sea, un pincho) acompañada de un gin-tónic con más “gin” que “tónic”, vino blanco, vino tinto, cava y un cortado que no pudo beberse, porqué lo derramó encima de la mesa a causa de la cogorza que llevaba encima. Cabe matizar que la brochette, de típica tenía lo que yo de mameluco. Vieiras gallegas, calamares a la malagueña y “pescaíto frito” con algún que otro tomate cherry asado.

No es cierto de que los turistas coman zanahoria cruda y apio a todas horas, puesto que no vi ninguna ensalada sino más bien platos demasiado contundentes para la hora que era. A pesar de eso, había ensalada en los platos a modo de adorno que nadie comía.

En cambio yo pedí una tostada de pan con tomate, escalibada y anchoas y para mi sorpresa, en vez de pan me sirvieron “coca” de la que se come. Sabido es en mi tierra, que ese plato es muy típico, pero a base de pan y no a base de pizza. Si me hubiese apetecido una pizza, no habría pedido un pan con tomate y así se lo expresé al atento camarero que nos servía. Sonriente nos contestó que eso era cosa del “chef” y para mi sorpresa, me enteré de que dicho “chef” era sudamericano, por lo que lo de “típico” era aprendido recientemente. No obstante, la crema catalana que nos tomamos al día siguiente de postre, estaba deliciosa y además recién hecha, ya que los alemanes, como he dicho antes, terminaron con las existencias.

Y hablando de desmitificaciones, aprovecho para desmitificar el griterío latino. Allí quién menos gritaba éramos nosotros seguidos de los francófonos. Seguidamente venían los anglosajones y los germanos que charlaban a grito pelao. Cerraba la lista el bolchevique a pesar de estar más solo que una almeja. Todo un espectáculo.

Ya para terminar, confieso abiertamente haber pedido en un restaurante gallego, un pà amb tomàquet, o sea que tampoco yo me salvo de ser criticado.

Buen provecho a todos.